Para muchos las sonoridades típicas de los Andes ecuatorianos deben permanecer intactas, respetarse en sus formas tradicionales. Sin embargo, para otras mentes, como la del músico otavaleño Jonny Oña, los sonidos son universales y cumplen la misión de transmitir energía positiva.
Oña es ingeniero eléctrico y músico autodidacta; todo lo aprendió a través de la Internet. En su adolescencia fue DJ y, como tal, absorbió influencias musicales de todo tipo.
En el 2009 decidió crear un grupo con un concepto ‘diferente’, así surgió el Proyecto Coraza. El nombre viene del personaje central de las Fiestas de Otavalo, su nombre -según algunos antropólogos- es una derivación de ‘kuraka’, en kichwa (cacique). Es un hombre colorido y lleno de majestuosidad, exactamente la personalidad que buscaba el grupo. Jonny es su cabeza e interpreta ‘covers’ de temas populares en kichwa y en español. A las versiones originales les cambia los ritmos; al principio, tuvieron una base electrónica, pero luego los fusionó con tribal, cumbia, mambo y rock.
Por su parte, con pantalones anchos y gorras coloridas, el grupo otavaleño Los Nin canta hip hop en kichwa. Los hermanos Cachimuel quisieron protestar contra cuestiones políticas, pero con el poder de la rima. De allí su nombre, que en español quiere decir ‘Los que dicen’. Los chicos no son músicos improvisados, aprendieron a tocar en el seno de las comunidades indígenas y, luego, estudiaron formalmente en la Universidad San Francisco de Quito. Los cinco integrantes, con José Cachimuel a la cabeza, no quieren inventar un género, sino demostrar que la música es una expresión cultural universal. Así asumen que el canto en kichwa forma parte de su herencia indígena y no quieren darle valores rebuscados. A su pesar, no han faltado las críticas que los han catalogado como ‘profanadores de la música tradicional’.
El caso es diferente con Proyecto Coraza. Jonny Oña siente que los jóvenes y adultos han recibido con mucho agrado sus fusiones, porque ha resucitado temas desconocidos por las nuevas generaciones. Sus canciones se difunden en las redes, sin ayuda de ninguna productora. A medida que ganaban conocimiento y nombre, en el 2012, el grupo tuvo su primera presentación importante en la fiesta indígena del Pawkar Raymi. A más de la consola y los músicos en vivo, el acto cuenta con dos grupos de danza folclórica. Dentro de su propuesta, algunos integrantes rotan, pues también mantiene sus proyectos individuales. Ese cambio de gente no interfiere con su dinámica, pues los ensayos son continuos.
Hasta el momento no tienen un CD formal. Cada cierto tiempo sacan un tema y lo difunden en Facebook y YouTube. Sin embargo, admiten que la piratería les ha ayudado en la difusión. Oña ha respetado la propiedad intelectual de las canciones a las que versiona; incluso -comenta- los autores “están contentos, porque sus canciones son más reconocidas”. Ahora, bailar tecno en kichwa -indígenas y mestizos por igual- es parte de las fiestas.
Originalmente, el tema Rumi Tío es un fandango matrimonial bastante alegre. Proyecto Coraza le adaptó una base de música electrónica; lo que no cambia es la propuesta coreográfica tradicional: en el escenario, los danzantes se acoplan a los sonidos que salen de la consola de Oña.
Latitud cero es un tema del grupo Tránsito de los Andes, pero en la versión Coraza, la canción se distancia de la tonada y del sentimiento andino, y se transforma en una danza urbana. Cuando la interpretan, un grupo de jóvenes sigue el ritmo sobre el escenario con pasos de breakdance, mientras las coplas en kichwa se interpretan a todo pulmón.
Para ‘Dinjeneer’ -como también se conoce a Jonny Oña- la adaptación de un tema popular con ritmos modernos, no es una tarea difícil.
Sus años de DJ le enseñaron que la música nace del corazón y está hecha para divertir a la gente. Además, como sus coterráneos Los Nin, piensa que los sonidos atraviesan barreras de género, raza e idioma.
En contexto. El caso de los grupos ecuatorianos responde a una tendencia regional. Así, en Bolivia grupos como Wayna Rap y Uka Mau y Ke proponen rap en aymara. En Brasil Bro Mc’s, formada por nativos de la etnia kaiowá guaraní, denuncian con rimas en guaraní y en portugués.