Joaquín Sabina visita por cuarta vez Quito. Y el Concejo Metropolitano no desaprovechó la oportunidad de que su presencia alterara el orden del día. Alcalde y concejales olvidaron por un rato el debate de la creación de una empresa de transporte público y otros temas relativos a la ciudad.
Dejaron su formalidad para ser fans, aunque Sabina prefiera tener cómplices de su arte. “No me gusta que me confundan con un profeta o un ideólogo o que me pongan trajes que me quedan muy grandes. Soy un cantante popular que escribe canciones, y es un género que se escribe con minúsculas”, decía más tarde, en una cita con la prensa de la capital.
Los concejales posaron para la foto. El rostro de Pablo Ponce, Norman Wray o María Sol Corral era de total dicha. Los concejales volvieron a sus labores luego de declarar a Sabina Huésped Ilustre de Quito. El alcalde Augusto Barrera le dijo: “Quiero darte un abrazo extraordinario. Que sepas que Quito te quiere, te respeta”.
Luego le dio un ‘flash memory’ con información de la ciudad y un botón de plata con el escudo de Quito, la ciudad que Sabina quiere por sus “callejuelas y recoletas con sabor a Andalucía”.
Más tarde volvió al hotel donde se hospeda. A las 13:30 tenía un conversatorio con la prensa.Se tocaron temas diversos, desde la misma construcción poética, pasando por el fútbol y la política y llegando a su entrañable amistad con Joan Manuel Serrat y su trabajo creativo con Benjamín Prado para ‘Vinagre y rosas’, su más reciente CD.
Aunque había periodistas que han ido a decenas de citas con artistas, muchas lucían nerviosas. La mesa estaba llena de grabadoras, lápices, libretas, micrófonos… Sabina empezó hablando de cierta incomodidad que siente al hablar con la prensa.
“El hermoso oficio del periodismo, al que me dediqué algún tiempo, últimamente está por los suelos. Haces una entrevista de cuatro horas hablando de todo, y lo que sale luego es que has dicho caca, culo, pedo, pis… no es que me importe, pero los cantantes y los periodistas nos estamos perdiendo el respeto (…) hay periodistas maravillosos, no son la mayoría”, decía.
Joaquín Sabina hablaba con calma, sin atropellos, con palabras destellantes que bien podían convertirse en un extenso compendio de frases célebres. Había humor, reflexión, nostalgia… Pero hubo algo en especial que cautivó al artista: “Qué bien, todas chicas, este sí es periodismo”, decía, y al llegar el turno del representante de El Telégrafo, bromeó: “que pase la siguiente chica”.
La charla duró 40 minutos, y Sabina se fue con la misma chispa con la que llegó. Se paró y dejó una constancia, para la risa de despedida: “Es la primera vez en mi vida que aplaudo a la prensa”. El concierto será mañana, en el coliseo Rumiñahui. Hay localidades disponibles por USD 23, 62, 93 y 123, en Tu Boleta.