El 'grito' de los músicos estuvo a punto de apagarse por falta de un permiso de la Intendencia de Policía

Concierto ‘Grito Rock’ en la Plaza del Teatro, el 29 de marzo de 2014. Foto: Eduardo Terán

Concierto ‘Grito Rock’ en la Plaza del Teatro, el 29 de marzo de 2014. Foto: Eduardo Terán

Pocos asistentes se sentaron en los alrededores del Teatro Sucre, en la Plaza del Teatro, hoy 29 de marzo a las 10:00. Esperaban con ansia que empiece en concierto 'Grito Rock'. El festival nació en Brasil hace siete años y tuvo la finalidad de apoyar a los artistas nuevos, que vivían fuera de los distritos culturales de Río de Janeiro.

Ahora, el evento trascendió fronteras. Llevan siete años rotando en 400 ciudades de 40 países de Latinoamérica. El evento no tiene fines de lucro y funciona por medio de un “trueque cultural”. Las bandas nacionales tendrán la oportunidad de presentarse en países como Brasil y Argentina.

A las 10:15 ya se escuchaba a la argentina, Paola Navarrete, afinando los instrumentos y la voz. Felipe Jácome, vocalista de Tercer Mundo, se daba vueltas por la plaza, a la espera que empiece el show. Un amigo iba a tocar el violín.

De pronto, un grupo de policías custodiaba a una autoridad de la Intendencia de Pichincha. La doctora Tania Silvia, delegada de la Comisaría Cuarta, anunció que los organizadores del evento no tenían el permiso correspondiente para realizar el show musical.

El ambiente se volvió tenso. Los organizadores nacionales aseguraban que desconocían la disposición. “La entidad (Intendencia) es la única que puede dar el visto bueno”, señaló Silva, quien aseguró que el Intendente Edwin Castelo desconocía de la realización del concierto. Además, dijo que no habían suficientes elementos de seguridad, para garantizar la paz y el orden.

El organizador Juan Álvarez, junto al cantante Guanaco hablaron con la autoridad para llegar a un acuerdo. La noticia les cayó como un balde agua fría. Ellos querían dialogar con el Intendente. Al fin, la doctora Silva hizo una llamada y se comunicó con él.

Luego de varios minutos de suspenso , la Intendencia cedió y dio el permiso respectivo. Luego, organizadores y autoridades se dieron la mano cordialmente.

Inmediatamente, Paola Navarrete apareció en el escenario. La gente empezaba a llenar la Plaza del Teatro. La artista deslumbró con un timbre de voz bastante parecido, al de Julieta Venegas. El tema suave y popero, Hoy hizo que varias parejas suspiren. Luego vino la canción La rutina. Un saxofón y una trompeta acompañaron al tema blusero.

Un solo fuerte de guitarra eléctrica abrió la presentación del grupo brasileño Madian & o Escarcéu. Los roqueros emocionados vestían camisetas amarillas y gritaban: ¡Qué viva Ecuador! De pronto, el artista ecuatoriano, Guanaco acompañó a los cariocas, mientras agitaba una bandera de Brasil. El hip-hopero nacional lanzó unas clopas rapeadas: “Una vez más, Brasil y Ecuador unidos en un puño”.

Los asistentes levantaron los brazos en señal de aprobación.

Al mediodía, unas gotas de lluvia empezaron a apoderarse del Centro quiteño. La segunda melodía de los brasileños fue más suave. Agradecieron a los quiteños y al promotor Guanaco. Se despidieron con un “muchas gracias”, en portugués.

Luego de un intermedio, con varios temas grabados de rock alternativo contemporáneo, subieron a la tarima los integrantes del grupo de folk rock, Mundos. Los músicos empezaron a afinar los instrumentos. La novedad, la inclusión de un violín en la escena.
Carla Riera, de 20 años llegó con ganas de ver a Guanaco y Swing Original Monks.

Al grito de “Bienvenidos a este 'Grito rock', Mundos interpretó la canción Local. Luego, se arriesgaron con el ‘cover’ Lamento boliviano, de los Enanitos verdes.

El público se mostró atento al show y muchos tomaron asiento en el suelo. El baile 'pogo' no brilló. Pocas cabezas tímidas se agitaron de arriba hacia abajo. En la tarde, el esperado Guanaco cantó sus temas con base de hip hop de su último CD 'Raíz'. Al final, la música alternativa de Swing Original Monks cerró con broche de oro el evento que busca un espacio para esos músicos, no tan convencionales.

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