Lo llamaban el ‘Quijote de la canción’. Fausto Gortaire (Riobamba, 27 de enero de 1931) fue un embajador de la música romántica desde que inició su carrera a los 16 años en un concurso de radio para aficionados. En esos años se reunía junto con otros cantores en una casa en las calles Checa y Manuel Larrea (centro de Quito), de Timoleón Jaramillo, padre de Héctor Jaramillo.
La noche del lunes falleció quien compuso y cantó melodías como el pasillo Momentos de dolor, el pasacalle Mi serenata o el bolero Aquel amor. Mas, ‘la voz de oro’ -otro de sus apelativos- dejó una huella profunda de anécdotas y canciones hoy inmortales.
El músico Paco Godoy recordó que acompañó con su piano al cantante en su última presentación. Esta tuvo lugar en diciembre del 2012 en el Ágora de la Casa de la Cultura en un programa a propósito de las fiestas capitalinas. Existe un registro videográfico de este encuentro en donde Gortaire interpreta su pasillo Todo se paga con el sentimiento y convicción que lo caracterizaban.
A Godoy le contaron una anécdota de Gortaire que da cuenta de los años mozos del artista y de su agudo ingenio. “A Fausto lo llevaron a dar una serenata a una mujer pero resulta que esa persona había estado casada. En el sereno sale el marido y pregunta que a quién están cantando. Fausto le respondió que a alguien del segundo piso, relajando al hombre que volvió al domicilio. Fausto regresó a ver a sus colegas para decirles ‘vamos antes que se de cuenta que la casa es de un solo piso'”, recuerda con una carcajada.
Gortaire, quien siempre recibió el apoyo para su dedicación al arte de su madre Luz María Chiriboga, se codeó en su tiempo con grandes como Los Panchos, Lucho Gatica y Leo Marini, quienes lo apreciaban tanto como intérprete como compositor. También departió en Nueva York con la leyenda del jazz Tony Bennett.
Aunque en el continente se lo recuerda como uno de los grandes del bolero (“El bolero es la máxima expresión del sentimiento”, decía), hay que recalcar que Gortaire fue un gran cultor de ritmos ecuatorianos como el albazo, el pasacalle, el vals y el pasillo.
Se lo recordará por ser el dueño de una de las mejores voces melódicas de su tiempo. Sus restos se velan en Memorial (Eloy Alfaro y Río Coca).
El cantante de boleros y pasillos fue gran amigo de Julio Jaramillo. Decía que la fama de mujeriego del gran JJ también le salpicó a él.
Estuvo casado por 40 años con Irma Cevallos. Tuvo tres hijos y siete nietos.