La luz lateral que baña parcialmente el rostro y el fondo difuminado en un desenfoque de la cámara concentran la atención del espectador en el retrato de Chiwetel Ejiofor, el actor que interpreta a Solomon Northup en la última cinta del director Steve McQueen.
Es una composición impecable y equilibrada. Pero hay algo más que trasciende en la toma; es la mirada del actor estadounidense que se clava de frente a la cámara para interpelar directamente al espectador, una mirada que trastorna y conmociona.
Así, el director de ‘12 años de esclavitud’, que se estrena mañana en el país, acoge a los espectadores y los hace partícipes de un cruento relato audiovisual que regresa la mirada unos 150 años en el pasado, para revivir la historia de la esclavitud en Estados Unidos. “Un pasado, sin duda, vergonzoso”, en palabras del mismo McQueen, pero sobre las bases de cuyo sistema se erigió un imperio.
Mas el esclavismo no es un tema nuevo en el cine de Hollywood. Las películas y directores que abordan la temática, se cuentan por docenas en los catálogos audiovisuales. No obstante, el tratamiento que se daba a muchos de los contenidos en la primera mitad del siglo XX estuvo influenciado por un complejo proceso de integración racial, tras la guerra civil y la abolición en 1865.
En una entrevista para el periódico The Guardian, Louis Gates, el historiador y catedrático de la universidad de Harvard quien trabajo como consultor para Steven Spielberg y Steve McQueen, asegura que la dominación aria y el poder negro son parte de la misma fantasía de la que no ha escapado la producción cinematográfica en el pasado.
En 1915, David Wark Griffith estrenaba ‘El nacimiento de una nación’. La cinta está considerada como un hito cinematográfico en cuanto al uso técnico de los recursos narrativos. Sin embargo, el filme levantó muchas críticas en torno a su argumento, convertido en una apología del racismo, en una historia que muestra el surgimiento del Ku Klux Klan como grupo destinado a imponer ‘justicia’ y mantener el sistema de dominación sobre los afroamericanos declarados libres.
En otros guiones como en ‘La cabaña del tío Tom’ y sus versiones -entre 1903 y 1927- y ‘Gone with the wind’ (1939), aún se mantiene un tratamiento sesgado y despectivo sobre la condición social del sujeto afroamericano. Sin embargo, para Gates, producciones como ‘Mandingo’ (1975), en la que el esclavo negro se erige como un símbolo sexual ante la mujer blanca tampoco deja de tener tintes racistas y sexistas.
A partir de la década de los 90, la representación del esclavo afroamericano en territorio estadounidense adquiere una visión más humana, sensible y equilibrada. En cintas como ‘Amistad’ (1997), de Steven Spielberg, o ‘Beloved’ (1998), de Jonathan Demme, el testimonio y la experiencia de quienes se enfrentaron al esclavismo toman protagonismo.
En los últimos dos años, sin embargo, el tema ha cobrado un particular interés y ha marcado una tendencia a partir de la obra de tres notables directores, con quienes McQueen se refiere al llamado ‘efecto Obama’, sobre una relativa mayor presencia de la sociedad afroamericana en el cine.
Spielberg vuelve sobre el esclavismo con una cinta de corte político en ‘Lincoln’, mientras que Quentin Tarantino propone una estilizada y cruda versión sobre el tema en su último western spaguetti ‘Django’.
Ahora, McQueen deja que Solomon Northup mire directamente al espectador a través de la pantalla y se transforme en el eje vertebral de una historia que expone con una brutal belleza los tormentos físicos y psicológicos de un hombre que es secuestrado y sometido a un sistema opresivo, en el que mantener la cordura y la dignidad pueden ser las claves para recuperar la libertad.
“Existen 21 millones de personas que viven como esclavos mientras estamos aquí”, decía McQueen al recibir el Premio Bafta y revelaba la pertinencia y actualidad de su filme.