Portavoz de la conciencia que hace de su voz un adagio y de su guitarra un faro. Así reaparece Enrique Bunbury para darle un giro de timón a su carrera y embarcarse en una nueva travesía, con Los Santos Inocentes en el asiento del copiloto y un nuevo disco en la guantera de su nave espacial.
El próximo viernes (4 de abril de 2014), el español estará nuevamente de visita en el país para compartir sus mejores éxitos y parte de su nuevo material en un concierto que ofrecerá en Quito.
Intérprete y productor, Bunbury tomó por completo el control de este nuevo proyecto para cantar y contar las cosas a su manera. Publicado en el 2013, ‘Palosanto’ es un disco que surge como un purificador de malas energías para mostrar la cara más social y reaccionaria del ‘aragonés errante’. Un trabajo que muestra el grado de madurez sonora, visual y conceptual alcanzada en sus 27 años de carrera.
El álbum -el octavo como solista- es un manifiesto de tintes políticos e ideológicos y a la vez se trata de una evocación a la esperanza en 15 canciones, divididas en dos partes.
Un sombrío primer tramo propuesto como una mirada personal y severa que saca al oyente de su zona de confort para enfrentarlo a la realidad de un presente convulso. Con guiños al fantasma de la destrucción masiva y a la modernidad estremecida por la guerra, el consumismo, la intolerancia y la manipulación mediática, Bunbury presenta sus ocho primeras canciones con sonidos más digitales y asépticos.
Sonidos que se enlazan coherentemente con la propuesta visual que se pone en escena en el primer videoclip promocional. Despierta, muestra a un ‘rock star’ maduro que predica en el desierto en medio de escenarios apocalípticos, fenómenos paranormales y teorías de la conspiración.
El tema avanza en una secuencia de títulos más sugestivos, como Los inmortales o Prisioneros, para terminar con otros más declarativos, como Habrá una guerra en las calles o Destrucción masiva. El primer intervalo concluye con un llamado a dejar la pasividad en el cambio y la celebración para dar paso a un sonido más orgánico -sin dramatismos- y versos más reflexivos que abogan por un cambio introspectivo en cortes como Plano secuencia y Causalidades.
Un disco coral con varios puntos de vista que confluyen en la voz de un español convertido en referente artístico y visual pero sobre todo vocal. Una peculiaridad que Francisco González, profesor de canto en el Laboratorio de la voz y vocalista de la Jurassic Band, define como “una firma auditiva”.
Ese sello personal, según González, ha evolucionado desde sus inicios en los Héroes del Silencio hasta la fecha y proviene de la influencia cultural de la música tradicional española y se distingue en ciertos rasgos propios del cante jondo y la jota aragonesa que aún percibe en las interpretaciones de Bunbury. “Cantos que se ejecutan con una afectación de la voz, que es esta distorsión característica de los cantaores españoles”. Pero no serían las únicas influencias detectadas por el experto, quien propone la tesis de que el registro vocal de Bunbury sería igual a la combinación de Santiago Cerón, de Radio Futura, y Jaime Urrutia, de Gabinete Caligiari, dos músicos que el español registra como parte de sus referentes musicales.
La impostación de la voz para alcanzar un tono más grave, el uso excesivo de la garganta, el abuso de ciertos efectos y distorsiones, que sin embargo son parte de una voz indefinida y genérica, son algunos rasgos que González identifica en el Bunbury de los Héroes del Silencio. Elementos que aún se distinguen en ‘Radical sonora’ (1997), primer álbum como solista, pero que cambian a partir del ‘Helville deluxe’ (2008), en el que este experto nota “una voz de tono más alto y más libre de la impostación y de los efectos exagerados que tenía con los Héroes del Silencio”.
El cantante y entrenador vocal Carlos Grijalva asegura que el cambio desde una postura roquera más enérgica y dramática a un estilo melódico más propio y personal, responde al proceso de madurez y al control de la voz que demuestra Bunbury en su última producción. En ella no distingue los arreglos ni intervenciones técnicas de la voz.
Los dos especialistas destacan la audacia de Enrique Bunbury, un personaje que no teme experimentar con sus composiciones, con su imagen e incluso con su voz, que, por su singularidad, podría incluirse dentro de los grandes referentes musicales contemporáneos.