Un año y dos meses después de su fallecimiento de Michael Jackson -el 25 de junio de 2009 en su mansión de Beverly Hills-, el único señalado en el presunto crimen es su galeno personal Conrad Murray.
El médico fue acusado oficialmente por la Fiscalía de Los Ángeles de homicidio involuntario el pasado febrero. El juicio arrancará el próximo lunes.
De momento Murray se encuentra bajo libertad condicional y sigue ejerciendo la medicina -aunque no puede recetar-, pero todo podría cambiar en unos días para este médico que se espera protagonice el proceso judicial del siglo.
Además de la acusación de homicidio, de la cual Murray se declaró inocente, aunque reconoció haber suministrado los anestésicos que lo mataron, el galeno enfrenta una demanda civil por muerte injustificada.
Este proceso lo impuso el padre del artista, Joe Jackson. El progenitor del ‘Rey del pop’ acusa a Murray de suministrar el calmante propofol, de tardar en llamar a los servicios médicos y de ocultar información a los paramédicos.
Joe no es el único que señala a Murray, ya que la mayoría de los miembros de la familia Jackson acusa al médico de la muerte del mito. Tanto Jermaine como LaToya o Janet han indicado que el galeno, a sueldo por USD 150 000 al mes en la residencia alquilada del intérprete de Thriller, es el único responsable y esperan que pase un buen número de años entre rejas.
Asimismo, declaraciones de personas cercanas al cantante inculpan al galeno, que preparaba al artista para iniciar una serie de 50 conciertos en Londres. Entre otras cosas, se le achaca el haber dejado solo a su paciente durante más de 20 minutos después de aplicarle el medicamento. También se le reclama que interrumpió la reanimación para esconder varios frascos del fármaco antes de que llegaran los paramédicos.
En abril, el sitio web TMZ reportó que la defensa argumentará en el juicio que fue el mismo cantante el que se administró la dosis mortal cuando el doctor abandonó la habitación.