Un día dedicado a la música independiente con El Carpazo

Festival de música independiente el Carpazo. Foto: EL COMERCIO

Festival de música independiente el Carpazo. Foto: EL COMERCIO

El festival de música independiente El Carpazo se realizó ayer, sábado 3 de mayo de 2014.

La carpa circense que daba forma al escenario se encendió con la música de los Alkaloides. El público fue aumentando a medida que pasaban las bandas.
Una tras otra siguió Isidoro Pilsen, la primera propuesta internacional del Festival, llegó desde Brasil con un rock digno de hacer saltar y mover las cabezas.

El ambiente junto a las montañas acompañó al público que -relajado- se acomodaba entre la grama para esperar a los siguientes artistas.

En estos espacios intermedios se hicieron notar las marcas auspiciantes como Xploit, quienes pusieron un stand con tres caricaturistas. El reto fue dibujar los rostros de las 'selfies' que se tomó la gente y las posteó bajo el hashtag 'selfie fuera de la realidad' – se hicieron alrededor de 50 dibujos-.

La siguiente banda en presentarse fueron los quiteños Da Pawn. Una propuesta moderna y sin poses. Que logró transmitir a través de sus canciones la necesidad de consumir música ecuatoriana. ‘Dibujo por hoy’ y ‘Cambio de tonalidad’ fueron algunos de los temas que dejaron encantados a los asistentes, incluso para quienes no conocían de su música. Muy cómplices entre los integrantes, se transmite en escena su camaradería.

Al final de cada presentación la carpa se vaciaba para volver a las distracciones exteriores. La esquina de Z Lifestyle Gallery llamaba la atención por sus interludios musicales. El público pudo disfrutar de más artistas que los propuestos en el cartel. En ese pequeño escenario se presentaron The Paint Beat Brotherhood –un colectivo de pintores y músicos-, Naked Ape y Van Fan Culo, entre otros.

Efraaín Granizo, creador de Van Fan Culo, juega con la luz y el movimiento para atraer a las personas hacia su música. Frente a su consola el baile no paró en sus casi 10 minutos de presentación. Sus movimientos se veían reflejados en la pared, a través de su sombra.

Cuando tocó el turno de Munn la voz de Mariela Espinosa pudo cautivar hasta los asistentes más alejados de la carpa.

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Ya daban las 18:45 cuando Munn entonaba el sencillo Sobre el mar. La canción ideal para acompañar un atardecer en las afueras de la ciudad.

Una vez llegada la noche, la carpa de circo contó con la presencia de los chilenos Como Asesinar Felipes. Cálidos y abiertos para ser entrevistados, los integrantes se transforman en fuerzas de poder al subir al escenario. Dedicaron canciones para los que ‘trabajan duro’ o explicaron que en sus fusiones buscan quebrar géneros como el jazz.

El Carpazo fue su segunda presentación en el país, esta misma semana tocaron en Guayaquil junto a Macho Muchacho y Munn. De ambas experiencias se llevan a un público ecuatoriano al que describen como curioso, jóven y entusiasta, capaz de disfrutar de su música aún sin conocerla a fondo.

La siguiente puesta en escena fue por parte de la Rocola Bacalao. ‘Veteranos’ ya en las presentaciones de festivales. Los integrantes levantaron a todos las personas quienes -regadas por la Quinta- se acercaron una vez más a la carpa para saltar, bailar y recordar los temas -como Yo quiero ser cowboy- que marcaron una época en la música ecuatoriana. La simpatía de los integrantes para con el público prendió la fiesta que seguiría con Swing Original Monks (SOM).

Los ‘monjes’ salieron ante el público con trajes que fusionaban vestimenta andina con colores fluorescentes. Dueños del escenario Gabriel Baumann y Natalia Madrigal –voces del grupo- dejan ver la excelente dinámica que existe entre ambos. A través de sus bailes, diálogos en los temas y el disfrute que transmiten a la audiencia, los SOM demuestran el poderío escénico y el público que acarrean.

Los fanáticos aramaron pogos –en uno de ellos Baumann se integró-, corearon las canciones y saltaron todo el concierto para absorber la música más allá de un solo sentido.

Cerca de las 24:00 salió la banda titular del cartel, Systema Solar. Llegaron desde Colombia con su estilo propio al que ellos titulan como berbenautika. La fusión de ritmos caribeños, la música colombiana y el objetivo de promover el baile y la alegría se plasmó en la noche del Carpazo.

La primera edición –bajo esta modalidad- del Carpazo sembró una semilla para apostar por los festivales musicales pagados en la ciudad.

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