Paul McCartney es quizá uno de esos pocos personajes que ha llegado a trascender en su propio tiempo y espacio para inscribir su nombre en los anales de la cultura universal. Registrado en el Libro Guinness de los récords como el músico y compositor más exitoso en la historia de la música popular, con 60 discos de oro y ventas de más de 100 millones de sencillos en el Reino Unido, el exbeatle ha hecho de su música un lenguaje universal y de sus ideales y convicciones una causa común.
Músico multiinstrumentista, cantante, compositor, productor musical y pintor, su hoja de vida incluye un apartado como activista. Portavoz de causas sociales, políticas, humanitarias o ecológicas, McCartney se ha destacado como un hombre de muchos intereses además de la música.
Causas que más allá de panfletos y declaraciones son parte de un estilo de vida que comparte con su familia. No es casualidad que en su gira sudamericana -que hará una escala musical en Quito el próximo 28 de abril- viaje con su propio chef y que se interese por productos típicos para preparar un menú vegetariano durante su estancia en el país.
Según ha relatado el propio artista, la imagen de un pez muriendo tras una día de pesca movió su decisión. “Le estoy matando y todo por el placer que esto me produce”, confesó durante la campaña ‘Eat No’. A eso se suma la experiencia de cuando él y Linda se sentaron frente a un platillo de cordero mientras veían un rebaño pastando, durante una temporada en un rancho en Escocia.
Esa fue la puerta de entrada a un activismo ecológico que se ha difundido a través de conciertos, ‘spots’, discursos y campañas a favor del vegetarianismo y extendido en defensa de los derechos animales.
Con su participación en Meat.org, uno de los proyectos más representativos de la organización People for Ethical Treatment of Animals (PETA), McCartney ha demostrado que no pretende apartar la mirada de los actos de crueldad asociados al consumo de carne.
Al contrario, se ha convertido en uno de los principales actores que buscan generar conciencia cuestionando en persona -como lo hace en el video ‘Glass Walls’- el maltrato y los actos de crueldad a los que son sometidos los animales en el circuito de producción de alimentos en todo el mundo.
Fiel a sus convicciones, incluso varias de sus presentaciones en vivo han estado condicionadas a las políticas de cada país respecto del trato que se da a los animales. Así fue como en el 2005 se negó a presentar su show en China, al ver un reportaje de la BBC sobre el sacrificio de perros y gatos que eran desollados para utilizar sus pieles y su carne.
“Ni siquiera soñaría con ir a actuar allí de la misma manera que no iría a un país que apoye el ‘apartheid”, sentenciaba el músico. ‘Macca’ también ha manifestado su sensibilidad y solidaridad con millones de personas que son víctimas de las modernas pandemias virales o que han padecido las consecuencias de los conflictos bélicos o han sido víctimas de la represión o persecución política e ideológica.
En 1985 fue parte de un cartel de grandes artistas que participaron en dos conciertos simultáneos en Inglaterra y Estados Unidos con el propósito de recaudar fondos para mitigar la crisis alimentaria en África. En aquella ocasión, ‘Macca’ compartió los versos de Let it be sentado frente al piano.
En el 2003, el artista inglés abrazaba otra causa cuando escribió y grabó Whole Life, una canción para la campaña internacional contra el sida, encabezada por Nelson Mandela. Dos años después, sir Paul McCartney volvió a la carga con Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band interpretada en el Live 8, una serie de conciertos simultáneos en 10 ciudades, para protestar en contra de la pobreza.
En el transcurso de los años, McCartney ha ido apropiándose de otras causas humanitarias y llevando como estandarte sus propias composiciones. Así estuvo presente en Music for Montserrat a favor de los afectados por la erupción del volcán Soufriére Hills, en el Caribe. En el 2012, se volvió a subir al escenario en el Madison Square Garden, para participar en un recital en favor de las víctimas del huracán Sandy, que devastó varias ciudades en la costa caribeña del Atlántico.
A finales del 2013 el ‘caballero’ británico escribió una carta al presidente ruso, Vladimir Putin, para abogar por la liberación de 30 activistas de Greenpeace, encarcelados en ese país tras una protesta contra una plataforma petrolera.
En definitiva, Paul es una voz que, más allá de la fama, clama por justicia y esperanza.
LAS FRASES
“Si las paredes de los mataderos fueran de cristal, todo el mundo sería vegetariano”.
“El Greenpeace que conozco no es anti-Rusia. La no violencia es parte esencial de ellos”.