En la clase de esferodinamia se corrige la postura, se fortalece la zona central y se tonifican los músculos de todo el cuerpo. Foto: Armando Prado/EL COMERCIO
El mundo del fitness se reinventa constantemente para satisfacer las necesidades de sus seguidores y captar clientes. De esa búsqueda, precisamente, nace la esferodinamia, un sistema que basa su entrenamiento en esferas, también conocidas como pelotas suizas o ‘wellness balls’.
Los ejercicios que se realizan con las pelotas permiten trabajar todos los músculos del cuerpo, sin embargo, el objetivo principal de este sistema es fortalecer el ‘core’ (centro del cuerpo). Allí se incluyen los músculos del abdomen, oblicuos y espalda.
Un core fortalecido permite un mejor desempeño en disciplinas como atletismo, natación, escalada, ciclismo… La lista es larga.
La fortaleza se alcanza con una práctica constante de por lo menos dos veces a la semana. ¿La razón? Los ejercicios requieren de más concentración, ya que se realizan sobre un accesorio inestable.
Por esa razón, cuenta Patty Pachón, ‘coach’ de Phisique, es necesario asistir a programas de esferodinamia en los que se trabaje por módulos de dificultad y que se adapten a las necesidades del público. Ella, por ejemplo, tuvo una alumna de 74 años que trabajó sin complicaciones sobre las esferas y que registró un importante progreso.
También es importante -afirma la especialista- contar con un instructor especializado para que guíe a los participantes durante la clase y así evitar posibles lesiones. Si se cumplen esos dos requisitos, este sistema de entrenamiento, que empieza a promocionarse en los gimnasios del país, estaría recomendado para un público diverso, tanto en damas como en varones.
Las personas con sobrepeso o aquellas a las que les falta estabilidad, por ejemplo, pueden trabajar con apoyos: una pared, una barra, una cuerda… algo que les permita mantenerse firmes sobre las pelotas, que pueden ser de diferentes tamaños. Las más comunes tienen 20, 55 y 85 centímetros.
La mayoría de ejercicios diseñados en la clase de esferodinamia no tienen impacto, por eso el sistema es recomendado para personas que, por alguna razón, no pueden inscribirse en clases de pesas o ejercitarse sobre una trotadora, máquina elíptica o bicicleta.
Sin embargo, aclara Pachón, se pueden adaptar movimientos con impacto para aquellos que buscan mayor potencia.
Se puede diseñar un encuentro con saltos, patadas, trote… De allí también la importancia de contar con una guía especializada.
La esferodinamia se practica en varios países del mundo, pero con mucha más frecuencia en Argentina, donde se utilizaron las pelotas para fortalecer el ‘core’ y modificar los hábitos de postura en los año 80.
A principios de siglo las pelotas fueron utilizadas en tratamientos neurológicos en Suiza. Luego, en EE.UU. se usaron para estudiar patrones de movimiento. Una clase de esferodinamia, por lo general, dura 50 minutos.
Allí, los alumnos realizan abdominales, flexiones de pecho, ejercicios para fortalecer brazos y piernas, sentadillas y hasta aeróbicos. Una sentadilla bien ejecutada sobre la esfera, por ejemplo, consiste en mantener la espalda totalmente alineada.
“Al inicio cuesta pero con el tiempo se mejora la postura y se gana estabilidad”, explica la ‘coach’. Todo dependerá del ingenio del instructor. Y de la intensidad con la que los alumnos ejecuten los movimientos dependerá la quema de calorías. Se calcula que en una clase se queman hasta 400 calorías.
Antes de iniciar con la clase se recomienda cumplir con la fase de calentamiento. Al final, es importante estirar los músculos para evitar dolores musculares al día siguiente.
Para que el entrenamiento sea óptimo, los entrenadores sugieren alternar ese sistema con otros: TRX, Kropp, levantamiento de pesas o ejercicio cardiovascular.