Elvira Rosell es programadora del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. Foto: El Comercio
La trigésimo sexta edición del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano se llevará a cabo del 4 al 14 de diciembre en Cuba.
Por estos días, un grupo de expertos viaja por Latinoamérica en búsqueda de las mejores propuestas fílmicas, para que sean parte de uno de los festivales más representativos de la región. Elvira Rosell es la programadora que estuvo de paso por el Ecuador en busca del nuevo talento cinematográfico.
¿Cuáles son las funciones del programador de un festival de cine y cómo se realiza la curaduría?
Somos seis programadores que salimos entre junio y septiembre a recorrer Latinoamérica. En el caso del Ecuador empezamos el año pasado, porque notamos que el cine de este país es algo más que Tania Hermida o Sebastián Cordero. El año pasado el Ecuador se lució con el premio a la protagonista de ‘No robarás’ (Vanessa Alvario) como Mejor actuación femenina. Después de hacer una preselección las cintas se llevan a Cuba, donde un comité hará la selección final.
¿Cómo se estructuran las categorías de competencia?
Compiten todos los géneros en documental, ficción, animados y ópera prima. Esta última categoría surgió teniendo en cuenta a los nuevos realizadores que tenían obras importantísimas que competían con cierta desventaja frente a otros realizadores ya consagrados. Ahora lo que sostiene al festival es precisamente el trabajo de los nuevos realizadores.
¿Qué criterios se tienen en cuenta para la selección?
Las obras deben tener una temática latinoamericana, que responda a situaciones o conflictos que tengan una lectura mundial. Otro parámetro es la calidad artística de la obra en todos los sentidos.
¿Cuál es su criterio cualitativo sobre la producción audiovisual en el Ecuador?
La producción ecuatoriana está surgiendo. El año pasado compitieron tres obras y eso es un buen síntoma.
¿Cuáles son los aspectos técnicos que más le llaman la atención en el cine ecuatoriano?
Hay una buena fotografía. Ayuda mucho el hecho de que el Ecuador, en sí, es una postal y un país de locaciones. En general las actuaciones también son buenas.
¿Hay alguna temática que domina en el cine latinoamericano?
El cine latinoamericano está orientado a lo social, a las vivencias de cada país. Este año he visto muchos filmes relacionados con la adolescencia y los niños. El Ecuador también parece que va por la misma línea.
¿Cómo se relacionan el documental y la ficción en Latinoamérica?
A veces están muy ligados. He visto documentales que casi son ficciones y ficciones que parecen documentales, por su realismo y su dirección.
¿Cómo ve el desarrollo de géneros en la región?
El melodrama es un tema latinoamericano. Eso no desmerece las obras pero el melodrama tiene una fuerte presencia que también se refleja en el festival.
¿Cuál es la posición que ocupa el cine de Latinoamérica en relación con la avalancha del cine comercial?
Hay lugares en los que he estado donde no hay un solo estreno nacional en cines. En el Ecuador la proyección de películas nacionales en circuitos alternativos es un espacio válido. Al cine latinoamericano le cuesta imponerse pero cada vez hay mayor presencia en los festivales internacionales.
¿Qué hace falta para ganar competitividad?
El problema es que con el público nunca se sabe. Al público hay que darle un poco de todo y educarlo.
¿Cómo repercuten los festivales en la difusión y distribución?
Los realizadores ven en ello una vitrina donde el resto del mundo los mire. Soy partidaria de que las películas se estrenen en festivales internacionales en los que se pueda tener una idea de la calidad desde la visión de jurados y públicos distintos.
¿Qué tan conveniente es que los festivales sigan creciendo en número en la región?
De todos los festivales los más cotizados son los mismos. Pero no le hace daño a la producción fílmica que haya más. La ruta de festivales se convierte en el currículo de los filmes.
¿De qué depende el prestigio de un festival?
El prestigio se lo gana cada festival a fuerza de hacer una buena curaduría, un trabajo riguroso, de mantenerse. Hay que ser dinámicos y siempre innovar en contenidos.