Snowden sostuvo que la ciudadanía tiene derecho a saber sobre las decisiones que las autoridades toman. Foto: Paul Rivas Bravo / El Comercio
2 000 butacas llenas. 2 000 espectadores a la expectativa del testimonio, en primera persona, del protagonista de una historia que puso en jaque a los Estados Unidos y su sistema de ‘vigilancia’ en torno al terrorismo.
‘Citizenfour’ fue la apuesta de los Encuentros del Otro Cine (EDOC) para dar por inaugurada su 14 edición, la noche del 20 de mayo, en el Teatro Nacional de la Casa de la Cultura.
La función estaba anunciada para las 19:00. Pero a eso de las 17:30 decenas de personas acompañadas de un aguacero hacían fila para asegurar el ingreso.
La expectativa, además de la que genera anualmente la cita más importante del documental en Ecuador, la motivó la teleconferencia que antecedería la proyección de la película.
El público ansiaba el contacto directo con Edward Snowden, el joven que con menos de 30 años hizo público uno de los secretos mejor guardado por la unidad de inteligencia norteamericana.
Poco más de las 19:00 y con aforo lleno, las luces se apagaron. Manolo Sarmiento, director de EDOC, dio la bienvenida. Lo acompañaron Alfredo Mora y María Campaña, ambos miembros de un equipo de 40 personas que producen el Festival.
Agradecimentos y una que otra broma fueron la antesala. “Esta noche no habrá chistes porque se los enviamos a la Supercom para su respectiva aprobación y nos regresó una hoja en blanco”, dijo Mora en tono jocoso.
Los aplausos no tardaron en llegar. También aprovechó para decir que el parqueadero de la Casa de la Cultura Ecuatoriana CCE es “el más caro” de la ciudad, por lo que espera que el próximo año, sea posible llegar en Metro… A lo que se escuchó una carcajada colectiva.
Y cuando por fin estuvo lista la conexión, el rostro del estadounidense se presentó ante los quiteños, quienes sin haber visto la película, se alzaron en una ovación.
“En Rusia son las 03:00”, explicó Sarmiento. En ese contexto agradeció a Edward, ‘Ed’, Snowden, por aceptar la conferencia virtual. Maricruz Gonzales fue la responsable de traducir a Snowden las preguntas, lo mismo que las respuestas al público del Teatro.
Tras superar fallas técnicas, se dio el anhelado contacto. Snowden, quien actualmente reside en Moscú, agradeció las demostraciones de apoyo expresadas en aplausos por los espectadores. Lucía una camisa negra y una leva gris. Su sonrisa delataba la seguridad que hoy en día, dos años después, mantiene a pesar de ser una de las personalidades más buscadas por los Estados Unidos.
La primera pregunta, por qué hizo lo que hizo. Para contextualizar, en mayo de 2013 Edward colaboraba con la Unidad de Inteligencia de EE.UU. Allí descubrió que existía un sistema de vigilancia que obtenía datos de carácter personal de los estadounidenses. Es decir, toda la información, conversaciones, que se generaba a través de medios digitales y análogos eran archivados y analizados por el Estado. Todo ello a espaldas de los ciudadanos.
Snowden se mantiene en lo que ya ha dicho públicamente. Que la ciudadanía tiene derecho a saber sobre las decisiones que las autoridades toman. También se mostró contrario a que los gobiernos mantengan en secreto los asuntos de interés nacional.
Cuando se le consultó sobre por qué accedió a que su denuncia se convierta en documental a través del lente de Laura Poitras, sostuvo que hoy en día existe el periodismo que alimenta los medios convencionales, que apunta a sostener, de manera comercial, los espacios informativos.
Sin embargo, también existen quienes se la juegan, quienes apuestan por profundizar y estar lo más apegados a la realidad. Por ello no dudó en acercarse a Laura y a todo el equipo que hizo posible la difusión de la información que poseía.
Para Snowden, la raíz de todo radica en el poder ciudadano. “Y es deber de todos velar porque así suceda”. También abrió el debate sobre la libertad, que en la era digital no es sino sinónimo de privacidad.
Luego de aproximadamente 10 minutos, y de una comunicación algo entrecortada por los aplausos después de cada intervención, Snowden dijo chao. No sin antes agradecer al Ecuador por la influencia que ejerció, en sus palabras, para que ahora pueda estar donde está.
Snowden desapreció de la pantalla. Y luego la imagen del documental puso en silencio a la sala. La película construye el perfil de las circunstancias y la situación que envolvieron al ingeniero en sistemas para denunciar a los Estados Unidos públicamente.
También se adentra en el ser humano y los conflictos que lo aquejan antes, durante y después de exponerse ante el mundo como el hombre que puso en jaque a los Estados Unidos. La agenda de los EDOC continúa hasta el 31 de mayo.