El proyecto ayuda a alrededor de ocho familias. Foto: Beyond Lagartococha
Un grupo de jóvenes apuesta a la educación para mejorar la condiciones de vida de una comunidad secoya. El proyecto se lleva a cabo en Mañoko, un pueblo con una ubicación estratégica, ya que se encuentra en la frontera entre Ecuador y Perú. Allí habitan alrededor de ocho familias, que se dedican sobre todo a la caza y a la agricultura, pero la falta de una escuela era uno de sus principales problemas.
Juliana Pallares, fundadora de la iniciativa Beyond Lagartococha, fue quien identificó esta problemática y decidió crear formas para ayudar a la comunidad. Desde muy pequeña, Pallares ha tenido contacto con las comunidades amazónicas por la profesión de su padre. Después de sus visitas a la selva, surgió su interés por Mañoko.
Junto con otros cinco jóvenes, de entre 18 y 19 años, empezaron a recaudar fondos y finalmente pudieron construir una escuela para los 11 niños que habitan en esa zona.
El siguiente paso era conseguir un profesor. Sus campañas continuaron y pudieron encontrar a una persona que acuda a la comunidad para enseñar a los más pequeños.
A través de ferias, ventas de comida, fiestas y diferentes eventos mensuales recolectan dinero para poder pagar el salario del profesor. También, le construyeron una casa y cada cierto tiempo le envían materiales para las clases.
Pallares considera que con esta iniciativa no solo se beneficia a los niños, sino a toda la familia. Por eso, en las clases se busca que aprendan más sobre la historia y los atributos de su zona, para que puedan potenciar el turismo en el futuro y tener más fuentes de ingresos.
La joven de 17 años cuenta que ahora lo que más necesitan son materiales para mejorar la escuela. Están realizando colectas para poder enviar una computadora, una impresora y un proyector.
En junio de este año crearon una página para recolectar donaciones y este mes sacaron un video, filmado por los jóvenes, para incentivar a las personas a que continúen contribuyendo con esta iniciativa.
“Estamos conscientes de que tenemos una buena educación, por eso, queremos transmitir a los niños lo que nosotros tenemos”, dice Pallares.