En el Centro de Educación Continua de la Politécnica, los adultos toman clases en el primer horario (07:00-09:00). Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO.
El aprendizaje del inglés en personas mayores de 30 años se ha transformado en una necesidad. Los nuevos requerimientos para seguir una maestría o PhD, la búsqueda de un mejor empleo y la comunicación con los hijos son factores que inciden para especializarse en esa lengua.
Gina Benavides, de 53 años, es una abogada que decidió hacerlo para comunicarse con su hijo que estudia en Estados Unidos. También para actualizarse en su profesión siguiendo cursos en ese idioma.
De lunes a viernes, asiste a clases de 07:00 a 09:00. Luego se traslada a la universidad en la que trabaja como docente.
Actualmente, ella tiene una maestría en Derechos Humanos. También planifica seguir un PhD en su rama.
Ha aprobado cinco niveles, es decir, intermedio dos. Todavía le quedan otros nueve para obtener el certificado de proficiencia. Su objetivo a largo plazo es leer, escribir, escuchar y hablar a la perfección.
Giorgio Iemmolo es director académico de Education First (EF), una organización internacional que vende programas de enseñanza de inglés en el exterior y que levanta estudios sobre ese idioma.
A su juicio, el dominio de este idioma se relaciona con una mejora económica. Es decir, los profesionales que lo hablan y escriben son más competitivos en el ámbito laboral, lo cual les permite tener mejores salarios. “Un ejemplo es la condición de vida de los países europeos, cuyo nivel es excelente”.
A esto se suma que proyectos internacionales de investigación, estudios y demás son escritos en este dialecto, por lo que es necesario dominarlo. “Es más fácil hacer negocios si se lo utiliza”, explicó.
Pese a la importancia del inglés, Ecuador aún mantiene un nivel bajo, según el informe 2017 de EF, presentado en Quito. Se ubicó en el puesto 55 de 80 países que participaron en el escalafón del English Proficiency Index.
Este año, cerca de 85 000 personas fueron evaluadas a escala nacional por esa entidad. La calificación general que obtuvieron fue de 49,32 sobre 100 puntos. De ese grupo, los adultos, de 31 a 40 años, por ejemplo, alcanzaron un puntaje de 47,26. Mientras que los jóvenes (de 18 a 20) 53,57. Esto representa un 11% más que los adultos.
En la región, el país que lidera el escalafón es Argentina. Le siguen República Dominicana, Costa Rica y Brasil.
Otra de las razones para aprender es la comunicación con las nuevas generaciones.
La ingeniera química Jimena Cahuasquí, de 30 años, quiere hacerlo para comunicarse con su hija y enseñarle. También para continuar sus estudios de cuarto nivel.
Según José Antonio Cobo, director académico de Cendia Language Institute, este idioma es una herramienta de trabajo. “Es la diferencia entre conseguir o no trabajo. Es una necesidad”. También es importante para ascensos.
De los 1 230 estudiantes de este centro, 387 son adultos entre 25 y 45 años. Esto representa un 35% del total. Ellos también acuden de lunes a viernes, desde las 07:00.
En el Centro de Educación Continua de la Escuela Politécnica Nacional (CEC – EPN), entidad en la que se prepara Benavides, hay 14 niveles de inglés. El último es un curso de preparación para rendir el examen TOEFL, que mide la capacidad de usar y entenderlo.
En esta universidad se ofertan cursos de este y otros idiomas de lunes a sábado. Hay diferentes horarios, desde las 07:00 hasta las 18:00. La idea es dar facilidad a adultos y jóvenes desde los 15 años.
Actualmente, en este centro hay cerca de 8 000 alumnos. Un 30% (2 400) son adultos que trabajan en diferentes espacios. El resto son estudiantes de la Politécnica y otros centros, explicó Andrés Paredes, coordinador general Académico de la Coordinación de Lingüística de la Politécnica.
Para el académico, los adultos tienen una motivación muy alta, ya que este idioma se transformó en una prioridad.
Por ejemplo – aseguró – no es lo mismo un ingeniero que solo hable español a uno que domine dos lenguas. “No se puede ejecutar el mismo trabajo si no se sabe inglés”.
Paredes, además, sostuvo que los adultos tienen más empeño en aprenderlo que los jóvenes. La razón: estos últimos asumen el aprendizaje de un nuevo dialecto como una obligación. Para los primeros se ha convertido en una necesidad.
El test de EF también se tomó en 600 planteles educativos del país. En este participaron 132 493 chicos. El resultado fue de 49 sobre 100 puntos al igual que los adultos. Es decir, un nivel bajo, según el estudio de EF.
Xiomara Torres, subsecretaria de Fundamentos Educativos del Ministerio de Educación, resaltó que se realizan esfuerzos para mejorar la enseñanza, como capacitar a los docentes y traer profesores nativos que impartan instrucción.