La separación de los residuos es la práctica más importante para lograr el reciclaje. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
Desde el momento en que se inician las actividades diarias, los seres humanos empiezan a generar basura. En el Ecuador se producen aproximadamente 4 millones de toneladas de desechos al año, pero no toda esta cantidad debería terminar en los rellenos.
Del millón de toneladas de residuos sólidos que podrían reciclarse en el país, únicamente entre un 15 y un 25% logra este fin. Pero, ¿qué sucede con lo demás?
Al botar los desechos en el contenedor equivocado, utilizar bolsas plásticas o tirar las botellas de vidrio junto a los desechos comunes se está contribuyendo a que los residuos no sean reutilizados.
En los países industrializados, más de la mitad del material reciclable se logra aprovechar, mientras que en América Latina y el Caribe es apenas el 14%, explica Morgan Doyle, representante del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Esta institución forma parte del Séptimo Congreso Interamericano de Residuos Sólidos que se llevará a cabo la próxima semana en Cuenca donde se abordarán estos temas.
Según Doyle, cada lata o botella que se recicla representa una reducción de gases de efecto invernadero, se evita la contaminación de los ríos, y se genera actividad económica.
El mensaje es que hay un reto muy grande y un espacio de mejora, sostiene Doyle. Si no se cuenta con contenedores diferenciados en los barrios, se puede ir a dejarlos después en los sitios asignados.
En Ecuador se muestra una tendencia en relación a la separación de residuos. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), en el 2016, el 41,46% de los hogares lo hicieron. Un año antes fue el 39,40% y en el 2014 la cifra alcanzó el 38, 34%.
En Quito, entre los programas de reciclaje están los Centros de Educación y Gestión Ambiental (Cegam).
María Caridad Chacón, líder de comercialización de la Empresa Pública Metropolitana de Gestión Integral de Residuos Sólidos, explica que hasta ese lugar los materiales llegan de cuatro formas.
La primera es a través de los puntos limpios, también están los mayores productores que entregan los materiales, la recolección a pie de vereda y la compra a otros recicladores.
El material en los Cegam es acopiado, limpiado, compactado y finalmente se lo vende a las industrias. Si los materiales que pueden ser reciclados son desechados junto a la basura común puedan ser rescatados en la estación de transferencia del norte, pero es más probable que terminen en el relleno.