El sello verde se apropia de los diseños de hoy

La barra del local Smoqe está forrada completamente con ‘tillos’ de diversas bebidas.

La barra del local Smoqe está forrada completamente con ‘tillos’ de diversas bebidas.

La barra del local Smoqe está forrada completamente con ‘tillos’ de diversas bebidas.  Foto: El Comercio

El reciclaje en el diseño y la construcción nacional dejó se ser una frase romántica para convertirse en algo tangible y cuantificable.

Y es aprovechado cada vez en mayor proporción, tanto para diseñar espacios interiores como para levantar viviendas o diseñar oficinas.

El diseño interior del restaurante Smoque, ubicado en Centro Plaza en Cumbayá, es un ejemplo de esa apropiación. La inspiración se remonta a la infancia de su dueño, Karl Lowe. La comida tiene un toque sureño estadounidense. La propuesta visual, en cambio, nace de la pasión de Lowe y su mujer por reutilizar materiales.

Las mesas combinan madera con metal. Las bases son de estructuras metálicas de viejas construcciones. La madera fue parte del piso de una casa en El Quinche, propiedad del dueño.

Una de las paredes está forrada con bases de latas de conservas. Estas fueron ordenadas y clavadas -una por una- a la pared de madera. El restaurante tiene tres años y se levantó en 10 días. La recolección de materiales llevó un par de meses.

En cuanto a construcción, las propuestas de Al Borde son constantes. Este taller dirigido por Pascual Gangotena y David Barragán rehabilita, en este momento, una casa en el Centro Histórico de Quito.

Para ese fin está utilizando tríplex reciclado, lonas desechadas, neumáticos inservibles. Esteban Benavides, de Al Borde, comenta que la implementación de nuevos sistemas constructivos ayuda a solucionar problemas y democratizar el conocimiento.

Una propuesta ultraimaginativa es la que Rama Estudios acaba de plasmar en Torno, un nuevo espacio interactivo que trasmutó una vieja mecánica industrial en un centro de oficinas, laboratorios y espacios para el arte urbano.

Felipe Donoso, de Rama, cuenta que para transformar el lugar de 220 m² se valió del 95% de productos reciclados, a los que les dio nuevas funciones, aspectos y utilidades.

Fernando Hinojosa y la suiza Verena Spori lograron convertir una vivienda, en Tumbaco, en un coqueto taller de costura donde lo que más prevalece es la óptima utilización de insumos y accesorios recuperados.

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