Un documental eterniza la vida de los Natabuela

Verónica Potosí (centro) muestra la forma como se colocan la ropa tradicional las mujeres del pueblo Natabuela. Foto: Francisco Espinoza para EL COMERCIO

Verónica Potosí (centro) muestra la forma como se colocan la ropa tradicional las mujeres del pueblo Natabuela. Foto: Francisco Espinoza para EL COMERCIO

Verónica Potosí (centro) muestra la forma como se colocan la ropa tradicional las mujeres del pueblo Natabuela. Foto: Francisco Espinoza para EL COMERCIO

La cámara y el micrófono que colgaba de una especie de caña robaban la mirada del kichwa Miguel Zanipatin. A sus 89 años, el gobernador del Pueblo Natabuela prácticamente tuvo que improvisar como un actor de cine. Es el personaje central en las escenas del documental: ‘Vestimenta Natabuela’.

Este es uno de los cuatro talleres del Laboratorio de Cine Comunitario Miradas Interculturales, que se realiza desde este septiembre de 2016 en la Sierra norte. En el líder indígena, de cabello cano y piel morena, resaltaba la camisa bordada, el pantalón y las alpargatas blancas. También llevaba un poncho azul y un sombrero de ala ancha arremangada, que identifica a este pueblo de Imbabura.

La secuencia en la que el gobernador vitalicio salía de su casa para ir a la iglesia del poblado debió repetirse en varias tomas. En más de una ocasión, Viviana Rivera explicaba a Zanipatin que no debía detenerse a mirar la cámara.

Esta mujer es una de las 15 participantes de este taller organizado por el Colectivo Minga Social, de Imbabura. Uno de los objetivos es involucrar en este arte a jóvenes y adultos de barrios y comunidades, explica Amanda Trujillo, representante del colectivo

Por ello, esta organización promueve, desde hace ocho años, este laboratorio como un escenario para contar historias de cada lugar. Los talleres son intensivos. Las 60 horas de capacitación incluyen la investigación del tema, la elaboración de guión, la producción, el rodaje y la edición del documental.

“En Natabuela se decidió trabajar sobre la identidad, porque los elementos como la vestimenta ya se están perdiendo”, comenta Trujillo. María Elena Flores, de 57 años, es una de las pocas que aún viste anaco y blusa bordada. Recuerda que cuando era niña su abuela Rosa Tugumbango le impuso el vestuario.

Sin embargo, al querer conservar la tradición al vestir a sus vástagos tuvo dificultades. Cuando matriculó a su hija Verónica Potosí en la escuela, le prohibieron el traje kichwa. Y adicionalmente le obligaron a comprar un uniforme. A Flores no le quedó otra alternativa que cambiarla de institución educativa. Esta historia también se narra en la cinta.

Incluso, Potosí actúa en una de las escenas. Durante unos minutos muestra la forma en la que las mujeres se colocan estas prendas étnicas. Un taller similar se realiza desde este miércoles 28 de septiembre de 2016 en la parroquia de Caranqui, en el sur Ibarra. Ahí trabajarán en otra historia. La temática general del laboratorio es contar los sueños y las esperanzas de la gente, asegura Amanda Trujillo.

El circuito incluirá a los poblados de Piñán, en Urcuquí y Palo Blanco, en Carchi.

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