El diseño es el aliado de la sociedad

La frase que el arquitecto Juli Capella expresara años atrás -a El País de Madrid- ha dejado de ser una anécdota para convertirse en realidad.

En esa ocasión, el diseñador catalán afirmó que solo el diseño salvará al mundo. Lo curioso es que esta frase sentenciosa y en apariencia grandilocuente resuena, con mayor insistencia, en los círculos donde toman forma las mayores innovaciones de la tecnología actual.

La praxis no hace otra cosa que refrendar con hechos esos conceptos. Las innovaciones abundan. Ahí van dos ejemplos: un diseñador español desarrolló un sistema para lavar un automóvil utilizando 10 veces menos agua que la que emplean las máquinas hoy.
Esto, igual que el riego por goteo nacido en Israel para vencer la aridez del desierto son muestras de diseño que ayudan a imaginar un mundo menos dilapidador de recursos no renovables y más comprometido con el medioambiente.

Es más, todos los salones del mueble y el diseño son verdaderas estanterías para los diseños actuales: más eficientes, ecológicos, duraderos y, no por ello, menos bellos.

En uno de los últimos premios Index de Copenhague asombraron, por ejemplo, un set de primeros auxilios que solo se coloca en la lengua; un torniquete manual que detiene la hemorragia en 10 segundos; una laptop para los ‘países en desarrollo’ hecha con productos reciclados…

Talvez el diseño industrial no logrará salvar al mundo por sí solo, pero está dejando de ser solamente un recurso cosmético para embellecer nuestro entorno. Ahora busca que el hábitat humano sea más armónico, gratificante y sano. Y más asequible para todas las personas, incluso para los más pobres, que ya tienen más alternativas.

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