La celebración del Inti Raymi se realiza cada año como parte de su proyecto. Foto: Cortesía Ñaupany Puma
Acabar con el ‘mal’ de raíz. Ese es el objetivo de los pakos o más conocidos como sacerdotes andinos. A diferencia de un médico tradicional, ellos buscan llegar al origen, descubrir qué fue lo que provocó una determinada enfermedad, para así sanar a una persona.
El pako intenta conocer aquello que desarrolló la enfermedad, pero no solo a partir de los síntomas. Lo hace a través de un extendido diálogo con el paciente, tal como lo haría un psicólogo. De esta manera buscan respuestas sobre los posibles orígenes de los dolores que aquejan a los pacientes que atienden.
Carlos Torres, médico y conocedor de la cultura andina, explica que una gastritis, por ejemplo, se da por acumulación de problemas, de iras… En ese caso, el sacerdote, junto al paciente, indagan sobre las causas que provocaron las iras y tratan de solucionarlas. Asegura que un 85% de personas que han acudido en busca de ayuda han encontrado sanación después de entregar los problemas a la madre tierra.
Aclara que no se trata solo de pasar un manojo de hierbas por el cuerpo de una persona. “Esto va más allá”. Sin embargo, Torres da una alternativa para desprenderse de aquello que trae problemas a la vida de un ser humano. “Una persona puede grabar sus problemas sobre una piedra y enterrarla, para que así la madre tierra tome parte”, asegura el experto en estos tratamientos.
¿Cuál es el proceso? Lo primero que tiene que hacer una persona para deshacerse de la enfermedad es aceptarla, ya que esta llega con un mensaje de cambio. Después, es importante “respetarla” y “amarla”, pues según los sacerdotes andinos aparece para mejorar la vida del ser humano.
Una persona que tiene muchas iras, por mencionar un caso, tendrá que controlarse para evitar enfermedades, sobre todo, con las relacionadas al estómago. Aclara, sin embargo, que el destino ya está escrito para todas las personas y que por esa razón no se puede asegurar que todos sanarán.
La enfermedad, desde la cosmovisión andina, es un síntoma de una desarmonía del interior: a nivel físico, mental y psíquico. Aceptando y cumpliendo con esos códigos es posible, según Torres, que el cuerpo genere mecanismos de defensa. Los encuentros con el sacerdote andino se pueden dar en cualquier lugar y escenario del planeta.
Las sesiones dependen del grado de la enfermedad. Eso sí, él cuenta que la mayoría de personas encuentran solución a sus problemas en una sola visita. En Ecuador, Ñaupany Puma es uno de los descendientes del pueblo inca más buscado para este tipo de rituales. Él, por ejemplo, combina sus conocimientos ancestrales con la nutrición, según Torres. Un primer encuentro tiene un costo que oscila entre los USD 30 y USD 50.