Imagen refrencial. En el 2015, una joven británica falleció por diabulimia, un trastorno alimenticio no reconocido. Foto: Pixabay.
El 12 de septiembre de 2015, Lisa Day falleció. La joven británica, que padecía diabetes tipo 1, debía inyectarse diariamente cierta cantidad de insulina, pero deliberadamente decidió no cumplir con las indicaciones del médico y darle menos de la hormona su cuerpo. Así cuidaba su peso.
El pasado domingo 11 de septiembre de 2001, la cadena de noticias BBC contó en su sitio web su historia. Para hacerlo, obtuvo de la hermana de la joven, Katie Edwards, extractos del diario que Day llevaba desde los 14 años de edad, cuando fue diagnosticada con la enfermedad. Edwards, según el medio, compartió la información “para alertar e ilustrar la presencia de un trastorno poco conocido” llamado diabulimia
La diabulimia es un trastorno de la alimentación que no ha sido reconocido por las actualidades médicas. El término “se refiere a los diabéticos que deliberadamente se aplican muy poca insulina con la intención de perder peso“, según el medio británico.
En el 2012, el Colegio Americano de Endocrinología de los Estados Unidos lanzó una campaña para alertar sobre los peligros de la restricción voluntaria de la insulina. Esta conducta hace que las complicaciones de la diabetes aparezcan más pronto, acorta la expectativa de vida y puede llegar a causar la muerte. Eso fue lo que le sucedió a Lisa.
17 de septiembre de 2001 es la primera fecha del diario que recoge los sentimientos de la joven respecto a su peso, sus restricciones con la comida, su decisión de inyectarse menos insulina y más. “Realmente amo a Sam. No veo cómo el podría amarme a mi pues soy tan gorda y fea”, “Me siento realmente gorda”, “Acabo de vomitar dos veces”, son solo algunas de las frases tomadas del diario de la joven que publicó la cadena.
“No estoy segura de qué empezó primero: la diabetes o los problemas de alimentación“, le dijo Katie Edwards a la BBC. Sin embargo, recordó que antes de que se le diagnosticara la enfermedad era feliz, “comía lo que quería y no tenía ningún problema”.
De hecho, Katie y su madre Doreen no se dieron cuenta de la gravedad de lo que sucedía en la cabeza de la joven sino hasta que encontraron el diario recientemente, a casi un año del aniversario de su muerte. “Peso 55,8 kg. Creo que soy bulímica”, escribió la joven el 5 de marzo de 2002.
Para ayudarla con la enfermedad, su familia le dio una bomba de insulina, un aparato que funciona con pilas y distribuye paulatinamente la hormona en el cuerpo. El problema de Lisa era que su obsesión con el peso hacía que no se cuide en la alimentación, como debe hacerlo una persona con diabetes. “Odio ser diabética. No puedo comer cuando quiera”, escribió el 29 de mayo.
Fue entonces cuando Lisa se dio cuenta de que si no se tomaba la insulina perdía peso. “Si no se la tomaba podía comer las cosas que no debía”, recuerda Katie.
Katie cree que el hecho de tener que fijarse en lo que come para controlar la diabetes hizo Lisa que desarrolle un trastorno alimenticio. En un inicio la joven era bulímica, pero luego todo empeorí. “Llegó al punto de no comer ninguna salsa, ni mantequilla ni nada. Se comía media papa horneada sola o un poco de pescado cocinado sin aceiten ni nada y perdía muchísimo peso”, relató a la BBC.
Cuando una persona que padece diabetes no se inyecta la dosis necesaria de insulina sufre de desnutrición y baja de peso. Eso es, precisamente, lo que buscan los diabulímicos al restringir el uso de la hormona. La diabulimia puede causar la muerte, como fue el caso de Lisa cuyo sueño era entrar en un estrecho vestido rojo que su madre aún conserva.