En la frontera norte no cabe una salida solo militar

Miembros del Ejército ecuatoriano patrullan el miércoles 18 una zona rural del municipio de Tumaco, en el departamento colombiano de Nariño, cerca de la frontera con Ecuador. Foto: Juan Restrepo / AFP

Miembros del Ejército ecuatoriano patrullan el miércoles 18 una zona rural del municipio de Tumaco, en el departamento colombiano de Nariño, cerca de la frontera con Ecuador. Foto: Juan Restrepo / AFP

Miembros del Ejército ecuatoriano patrullan el miércoles 18 una zona rural del municipio de Tumaco, en el departamento colombiano de Nariño, cerca de la frontera con Ecuador. Foto: Juan Restrepo / AFP

No hay una frontera colombo-ecuatoriana o ecuatoriana-colombiana sino un sistema fronterizo global donde la droga que sale de Tumaco llega a Centroamérica, pasa de Guatemala hacia la frontera de México y luego a Estados Unidos. Y si la droga, como ocurre generalmente, va hacia Europa, irá por Brasil y después a los países de África.

Cada tramo de la frontera está absolutamente articulado al otro. Este sistema fronterizo global actúa desde la perspectiva de los mercados ilegales, la migración irregular, la trata de personas, el contrabando, el tráfico de armas y todo lo que está vinculado con la industria del narcotráfico. Todo esto llegó al Ecuador desde hace mucho tiempo pero desgraciadamente no hemos querido afrontar el problema.

Cuatro puntos de discusión giran en torno al fenómeno: el proceso de internacionalización, la ubicación de la crisis actual, las características de la red global del crimen y las polémicas soluciones.

El Ecuador fue considerado durante el siglo pasado como una isla de paz, una especie de mito, porque nuestro vecino del norte tenía a las FARC, al ELN y a otros grupos irregulares que estaban en conflicto con el Estado; en el sur estaban Sendero Luminoso y el MRTA, mientras que Ecuador no logró contaminarse.

En 1998, Ecuador y Perú firman el acuerdo de paz, con lo cual se cierra un período de la historia muy conflictivo que giró básicamente alrededor de la delimitación territorial. En ese sentido, la doctrina y la logística de las Fuerzas Armadas ecuatorianas estaban organizadas bajo esa perspectiva y la impresión es que estas no lograron ponerse a tono con las nuevas amenazas.

Un año después de la firma de la paz el presidente de Colombia, Andrés Pastrana, firma el Plan Colombia con su par de Estados Unidos, Bill Clinton. El acuerdo tiene al menos dos elementos de internacionalización del conflicto: Ecuador construyó la base de Manta y Colombia montó siete bases militares. La base de Manta estaba destinada a combatir el narcotráfico y el conflicto con las guerrillas de las FARC y ELN. En el 2000, cuando asume la Presidencia Álvaro Uribe, empieza una escalada de enfrentamientos y aparece lo que muchos autores llaman el efecto globo: se presiona por un lado pero se expande por otro, representando un círculo vicioso de nunca acabar.

En esa época Ecuador había sido básicamente un país de almacenamiento y de tránsito de droga. La política del país era cerrar los ojos, pero con el efecto globo empezaron los problemas porque algunos de los laboratorios de Colombia se trasladaron hacia Ecuador, con lo cual el país añadió al tránsito y bodegaje la producción de cocaína. Con la crisis económica que afectó a Ecuador (1999-2000) y que desembocó en la dolarización, se sumó otro problema: el lavado de dinero proveniente del narcotráfico.

Otro efecto que produjo el Plan Colombia es que si bien se redujeron parcialmente las áreas de plantación de coca, la producción aumentó por el desarrollo de la tecnología. La producción ya no se dirigía exclusivamente a los Estados Unidos sino que buscó nuevos mercados como España, que se convierte en el primer país de consumo per cápita de coca del mundo, y EE.UU. sigue siendo el mayor consumidor en términos absolutos. Así comenzó a globalizarse el consumo en Australia, en África, Europa y Asia. Es decir, se añadió una nueva situación: bodegaje de droga, tránsito, lavado, producción en laboratorios y ahora consumo.

Nuestro país está entre dos países productores como Perú y Colombia y está contaminado con los conflictos internos de estos países. No es nada raro que en un plazo relativamente corto, si no se establecen políticas en estas fronteras, empecemos a tener problemas similares.

Ecuador se ubica en un lugar estratégico entre los dos países de producción de coca más grandes del mundo pero también está localizado frente al mercado más grande que es Estados Unidos, a través del corredor del Pacífico.

Una ventaja para los carteles es que es un país relativamente pequeño pero con una infraestructura portuaria muy buena y eso lo convierte en una especie de plataforma internacional donde llegan los grandes carteles del mundo.

Hemos detectado que en el país están presentes 23 carteles procedentes de México, Colombia, Brasil, Italia, España y Rusia. La cartelización de América Latina es impresionante y es una primera idea de lo que significa la internacionalización de la droga.

La segunda hipótesis que explica el auge interno de la violencia gira en torno al proceso de paz colombiano. El problema no proviene en sí de los disidentes de las FARC sino de la falta de la acción del Estado de Colombia para cumplir con los compromisos del acuerdo y copar los territorios que la guerrilla dejó. La ausencia estatal ha conducido a que aumente la disputa por estos territorios. Son 12 grupos, entre ellos el de Óliver Sinisterra, liderado por alias ‘Guacho’.

La solución militar planteada puede producir la unificación de esos 12 grupos y que se empiecen a generalizar el conflicto y la guerra.

Otra preocupación se relaciona con el proceso electoral que vive Colombia y las posibles consecuencias: ¿qué va a pasar si en dos meses gana las elecciones presidenciales Iván Duque, candidato del partido Centro Democrático de Álvaro Uribe? Pues va a venir un proceso de desmonte de la paz.

Frente a estos escenarios, las salidas militares que se plantean llaman la atención. El Gobierno planteó que esto es producto de su eficiencia, después dijo que fue el cartel de Sinaloa y finalmente terminó con ‘Guacho’. Hoy día da la impresión de que todo está focalizado en ‘Guacho’ y que va a terminar siendo una especie de chivo expiatorio porque parece que lo tomarán, como dijo el propio Presidente de Colombia, vivo o muerto, pero el conflicto no se resolverá.

Todo esto aumenta el desconcierto, porque en el Ecuador no hemos seguido este proceso, no ha habido Inteligencia, no ha habido investigaciones. No se entiende cómo un fenómeno multidimensional puede ser enfrentado unilateralmente. Experiencias como el caso mexicano, cuando en el 2008 los presidentes Felipe Calderón y George Bush firmaron la iniciativa Mérida y declararon la guerra a las drogas, no surtieron efecto. El plan, en el cual México puso USD 13 000 millones y los EE.UU., 1 500 millones, se enfocaba en el triángulo norte de Centroamérica, Guatemala, El Salvador y Honduras. Lo que tenemos años después es una de las zonas más violentas del mundo, que ha causado 75 000 muertos y 30 000 desaparecidos y con una red global del crimen organizado que ha crecido de manera impresionante. 

*Investigador de la Flacso 

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