En la plaza central de la parroquia de Bulán se realizó el Festival de las Frutas. Foto: Lineida Castillo / EL COMERCIO
Los agricultores del cantón azuayo de Paute viven la mejor época del año. Ellos cosechan duraznos, manzanas, peras, capulíes, reinas claudias y otras frutas. Para agradecer a la naturaleza por esa abundancia, la parroquia Bulán celebró el Festival de las Frutas con una ceremonia ancestral, danzas folclóricas, gastronomía típica y una feria productiva.
La fiesta organizada por la Junta Parroquial unió al pueblo, de 2 300 habitantes, y atrajo a visitantes de los cantones vecinos de Cuenca, Gualaceo, Chordeleg y Azogues, el pasado sábado. Un día antes, 15 vecinos pelaron en minga un total de 5 000 duraznos.
Con la pulpa elaboraron el tradicional durazno en almíbar y con la corteza licuada y panela, un exquisito dulce. “Aprovechamos toda la fruta. Nada se desperdició”, dijo Patricio Coronel, chef de Paute, quien colaboró en la preparación de estos manjares.
Las grandes pailas del dulce fueron colocadas en el centro de la cancha parroquial, para la venta. También llamaron la atención los 20 estands con grandes canastas que exhibieron las cosechas de los campesinos que participaron en el concurso de las mejores frutas.
Entre ellos estuvieron Sarbelia Escandón y Miguel Zeas, quienes vendieron duraznos, peras, saxumas y babacos de gran tamaño. “Son cultivos sanos, dulces y de exquisito sabor”, dijo Escandón, quien cultiva 15 variedades de frutas. Ella cuenta con 2 hectáreas productivas en Bulán.
Todas las viviendas de esta parroquia disponen de huertas que albergan árboles cargados de frutas. En esta zona, las primeras cosechas empiezan en diciembre, con el durazno y la reina claudia, y terminan en mayo, con las manzanas. Los campesinos también tienen pequeños cultivos de hortalizas para el resto del año.
Como complemento del Festival de Bulán, se efectuó una feria de frutas, hortalizas, artesanías y gastronomía, con la participación de 80 campesinos y pequeños emprendedores. Ellos incursionaron en la elaboración de mermeladas, dulces, compotas, bebidas, mistelas, entre otros productos.
Para alegrar más el ambiente, los jóvenes pauteños de los grupos de danza Ukumanta y Tusho Guambra Cuna rindieron homenaje a la naturaleza con bailes folclóricos.
Para Justo Segarra, presidente de la Junta Parroquial de Bulán, es un homenaje andino a la tierra, porque el 90% de las familias de la zona vive del cultivo de frutas.
Él destacó que este festival fue un espacio para difundir la riqueza de la región y sirvió para que los campesinos vendan sus cosechas directamente, sin intermediarios, y que las amas de casa pagaran un precio justo. “Acercamos al productor con el consumidor”.
Rosa Alvear tiene 68 años y desde su niñez está dedicada a la agricultura, una actividad que heredó de sus padres. “Ellos me enseñaron a sembrar de acuerdo con el calendario lunar. También a cuidar los árboles y cosechar sin maltratar los frutos”.El sábado pasado estuvo contenta porque vendió 20 canastas de claudias, que ofertó en la feria.
La Asociación Agroecológica Mujeres de Bulán, que agrupa a 20 personas, participó con hierbas medicinales, frutas y hortalizas, como acelgas, nabos, col… Productos sembrados con abonos orgánicos. “Por el clima cálido y la riqueza de los suelos, en Bulán cultivamos de todo”, dijo María Guamán, quien pertenece a esta agrupación.
Este festival también premió a los mejores expositores. Tomás Delgado ganó como Mejor fruticultor. Rosa Orellana fue escogida la Mejor productora de hortalizas y Carmen Zúñiga, la Mejor artesana. Los adornos que elaboró en paja toquilla, como canastas y sombreros, fueron los preferidos.
Además, se eligió al mejor criadero de cuyes y al animal más grande, que pesó más de cinco libras. La jornada culminó con la presentación de artistas locales y grupos de danza. Para abril próximo, la Junta Parroquial de Bulán realizará el Festival de la Manzana y la torta más grande, por la abundante producción de esta fruta.