David Hockney, figura del Pop Art, celebra en París sus 80 años

El artista David Hockney posa frente a su pintura Fred y Marcia Weisman que se expone en el Centro Pompidou de París. Foto: AFP.

El artista David Hockney posa frente a su pintura Fred y Marcia Weisman que se expone en el Centro Pompidou de París. Foto: AFP.

El artista David Hockney posa frente a su pintura Fred y Marcia Weisman que se expone en el Centro Pompidou de París. Foto: AFP.

Famoso por sus alegres piscinas azules, sus Pool paintings, reconocida figura del Pop Art de los 60, el pintor británico David Hockney demuestra a partir de hoy (20 de junio de 2017) en el Centro Pompidou de París la altura de su arte y de su inmensa curiosidad, en la mayor retrospectiva sobre su obra realizada hasta ahora.

La de París es la segunda y la más completa de una serie de exposiciones con las que Hockney celebra su 80 cumpleaños en tres grandes instituciones museísticas, de otras tantas grandes capitales del mundo, que unieron esfuerzos para acompañarle en este momento de su carrera, en el que sigue extremadamente creativo.

En el Pompidou, el público podrá descubrir hasta el próximo 23 de octubre 160 óleos, collages monumentales, fotografías, grabados, instalaciones vídeo, dibujos creados en los más variados estilos artísticos, desde sus inicios en la escuela de su ciudad natal, Bradford, hasta hace solo unos días.

"Hubo que pararle", pues pinta a un ritmo tal que ya no cabían más cuadros en las salas, resaltó el comisario de la muestra francesa, Didier Ottinger, al presentarla a la prensa.

Sobre una superficie de 2 000 cuadrados, París reunió sus obras más importantes y, en total, cuarenta obras más que la inaugurada en la Tate de Londres el pasado febrero, comentó el comisario.

Muchas piezas son historia, como la icónica A Bigger Splash, pintada en 1967, donde se intuye la presencia de un momentáneamente invisible bañista frente al trampolín de la piscina de una lujosa villa californiana; o la monumental Bigger Trees Near Warter (2007), su cuadro de mayores dimensiones.

Realizado a partir de imágenes digitales, este último capta los paisajes del Yorkshire de su infancia en un gigantesco mosaico.

La muestra parisina ofrece también un eje de interpretación exclusivo, que tampoco compartirá con el Metropolitan Museum de Nueva York cuando a partir del próximo noviembre cierre la trilogía, con alrededor de la mitad de las piezas.

Ottinger quiso mostrar muy en especial la constante preocupación del artista por la supervivencia de la pintura frente a las nuevas técnicas de reproducción de imágenes y su objetivo permanente de demostrar "que la pintura es lo más rico, lo más interesante, lo más sofisticado y lo más inmediatamente transmisible".

Hockney utiliza siempre las últimas novedades, de la fotocopiadora en color, al fax y luego el vídeo, los teléfonos inteligentes o las tabletas, como puede verse en París, pero es ante todo "un militante de la pintura, en el sentido mas clásico del termino", subrayó el comisario.

Su actitud es comparable a la del poeta Baudelaire ante la aparición de la fotografía en el salón de 1859, cuando estimó que debía ser "humilde servidora de la pintura", como para Hockney son "todos los objetos modernos de reproducción de imágenes", recalcó.

Lo demuestra con poesía inusitada la penúltima sala, dedicada a una instalación video sobre las cuatro estaciones, en las que el artista retoma sus experiencias sobre los collages fotográficos neocubistas de los años 80, sus "joineres", y la multiplicidad de puntos de vista aplicados esta vez a la imagen en movimiento.

Esta profunda meditación sobre el paso del tiempo, el espacio, el orden cósmico, que tanto interesó a los artistas de la Edad Media al Renacimiento, es con Hockney además soporte e inspiración de algunos de sus cuadros y paisajes de su Inglaterra natal.

Con su serie de dobles retratos de los 60 o sus característicos paisajes y cuadros de gran intensidad cromática de diferentes épocas, París recuerda que el pintor siempre se interesó en los maestros pasados, modernos y contemporáneos, de Della Francesca a Hogarth y Rembrandt; a Monet, Matisse, Bacon, Hopper o Balthus.

Resalta, igualmente, que el pintor hedonista es también un gran teórico interesado en la perspectiva invertida, estudiada por el matemático Paul Florensky, que él plasma en arquitecturas imposibles de cuadros como su recién creada "Anunciación", inspirada en la del renacentista Fra Angelico, que de niño despertó su vocación.

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