Culturas precolombinas y de Pasto se plasman en piedra jade

Luis Armando Montenegro trabaja en piedra de Jade en Tulcán, Carchi. Elabora máscaras, figuras y morteros. Foto: Vicentes Costales/EL COMERCIO

Luis Armando Montenegro trabaja en piedra de Jade en Tulcán, Carchi. Elabora máscaras, figuras y morteros. Foto: Vicentes Costales/EL COMERCIO

Luis Armando Montenegro trabaja en piedra de Jade en Tulcán, Carchi. Elabora máscaras, figuras y morteros. Foto: Vicentes Costales/EL COMERCIO

Para las manos de artesanos ecuatorianos no hay límites. La piedra de jade también es un material en el que se plasma identidad, cultura y tradición.

Se trata de una piedra que se encuentra en el río Chota y que artesanos de las comunidades aledañas recogen para trabajar sobre ellas, indica Diana Calo, propietaria de Artesanías del Mundo, local de Quito que exhibe y comercializa el trabajo en piedra de jade.

Esta es una roca ornamental compuesta de algunos minerales. Se ha utilizado para fabricar utensilios y objetos decorativos desde hace más de 5 000 años y hoy en día, comenta Calo, es un material muy valorado, “más o menos como el cuarzo”. Es más, “para las culturas precolombinas, la piedra significaba vida, buenaventura, poder y fertilidad”.

Según Calo, la materia prima para estas artesanías se consigue en El Juncal. Es por eso que en Tulcán varios artesanos también la trabajan.

Artesanías representativas de la cultura Pasto y réplicas precolombinas se plasman. “Así, las personas de la capital pueden conocer el trabajo que hacen los artesanos de otras comunidades. Además, la cultura del país es tan diversa que esta también es una forma de darla a conocer”.

Máscaras, representaciones de la Mitad del Mundo, figuras femeninas que representan el embarazo y la labor de parto, el sol y la luna, son algunos de los elementos tradicionales que se plasman en este material.

Diseñar, cortar, lijar y pulir la piedra es el proceso que siguen los artesanos para el trabajo, asegura Calo.
La pulida se realiza con discos de diamante hasta por siete veces para lograr brillo. “Para los artesanos no solo es un trabajo sino una tradición”.

Pero las figuras que sugieren ancestralidad no son lo único que se puede hacer en piedra. Los artesanos también hacen desde bandejas y servilleteros hasta piedras para moler, que también remiten a una forma tradicional de la cocina en los pueblos andinos.

En el local de Quito, los costos de las figuras varían entre USD 5 y más de USD 50, pero los trabajos pueden costar hasta más de USD 100, según el tamaño y la complejidad de cada diseño que se puede implementar como parte de la decoración de cualquier ambiente.

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