Han pasado 10 años desde que Mesías Maiguashca diera un giro en su forma de comprender lo andino. Inmediatamente después de su jubilación, en 2004, como profesor en la Musikhochschule Freiburg (Alemania), comenzó a tomar forma una trilogía que tenía a esta geografía como escenario de su música.
Un primer trabajo fue la cantata escénica ‘Boletín y Elegía de las Mitas’ (2006-2007). En segundo lugar está la pieza ‘La Canción de la Tierra’ (2013). Y ahora presenta ‘Yakushimi’, una instalación sonora que se presentará este jueves 3, a las 19:00, en el Yaku.
Esta composición consiste en una pieza multicanal (14 canales), cuya disposición en el espacio de la sala de exposición transforma a esta en una especie de acuario gigante.
Los sonidos que se proyectan son grabaciones realizadas en ríos, cascadas, playas y demás, que en conjunto conforman parte de la biografía sonora de Maiguashca (los audios fueron registrados en cuatro países por los que ha transitado el compositor: Alemania, Ecuador, Holanda y Francia).
Para Fabiano Kueva, curador de esta muestra, que estará montada en el museo durante los próximos tres años, una de las prioridades ha sido zambullir al visitante en una experiencia mayoritariamente sonora.
En ese sentido, los recursos audiovisuales se reducen a las proyecciones de sonogramas (representaciones gráficas de un proceso acústico en dos ejes: el tiempo y la amplitud) y a textos alusivos al agua en distintos contextos (filosófico, poético, político, etc.).
Con esto se quiere que el lugar permanezca a oscuras, casi en su totalidad, para que los sonidos adquieran relevancia frente a las imágenes.
A diferencia de las otras dos piezas que forman parte de esta trilogía, ‘Yakushimi’ es la primera que logra estructurar un lenguaje mucho más universal. Tanto en ‘Boletín y Elegía de las Mitas’ como en ‘La Canción de la Tierra’, Ecuador, los sonidos andinos y la geografía local juegan un papel importante en la comprensión de las obras.
Un ejemplo es que en ‘La Canción…’ el Itchimbía es el escenario idóneo para el desarrollo de la composición. No es sino en esta loma donde es posible entender su lectura sobre el diálogo entre el Sol y la Tierra.
En la base de la instalación sonora Yakushimi se identifica una tendencia hacia el pensamiento de Heráclito resumido en la frase: “Nadie se baña dos veces en el mismo río”.
Es por eso que el compositor ha decidido subtitular al proyecto ‘El lenguaje del agua’. Lenguaje que se construye en el tiempo, que encuentra su propia voz recorriendo una y otra vez a la Tierra. “Es un continuum temporal y sonoro”, dice el compositor.
Bajo la idea del devenir se ha armado todo el trabajo posterior a la presentación de la muestra. Durante el tiempo que dure la exposición habrá cambios en la manera de aproximarse al trabajo de Maiguashca.
En esta labor, un papel importante es el de los artistas locales, quienes desde la música, la performance, la danza y otras prácticas escénicas irán desarrollando reinterpretaciones mensuales de la obra original.
De esta manera, según Kueva, se pretende revitalizar constantemente a ‘Yakushimi’. Asimismo, para este 5 de julio se realizará una visita guiada por la exposición, bajo la dirección del creador.
En este momento, una de las expectativas es conocer cómo el agua va creando su propio lenguaje tras la experiencia individual.
Si bien el montaje de este proyecto nació tras la visita de Maiguashca en 2013, los registros datan de hace seis años atrás. Al igual que el creador, el curador de la muestra opina que una de las riquezas de ‘Yakushimi’ es que los sonidos no estén supeditados específicamente para esta muestra.
La preocupación del músico por registrar sonidos del medioambiente no es algo nuevo. Ya en la década de 1960, cuando inició su incursión en la música electrónica y electroacústica, empezó la construcción de un archivo sonoro con audios realizados en distintas partes del mundo.
Entre esos están fragmentos como el que inmortalizó en Japón, en una visita que hizo en 1972. Este sonido ha formado parte de algunas de sus composiciones escritas en las últimas décadas.
A criterio del músico, esta muestra marca un cambio en la forma de establecer relaciones entre los compositores y su público en el Ecuador.
Kueva cree que este modelo de investigación puede replicarse con otros compositores, siempre que haya el apoyo de instituciones públicas o privadas (en este caso, fueron la Fundación Museos de la Ciudad y el Centro Experimental Oído Salvaje).
En sus reflexiones en torno al arte, Theodor Adorno afirmaba que la música tenía su propia voz. Maiguashca, 45 años después de que Adorno lo dijera, quiere replicar las voces únicas que posee la naturaleza.