El más reciente libro del poeta ambateño Xavier Oquendo Troncoso (1972) reúne 75 poemas, clasificados en cinco secciones, que logran unidad sobre un gran eje temático: la soledad; y un mismo registro: la cotidianidad del lenguaje.
Decidor sobre el contenido del libro es el texto ‘Los solos’, del uruguayo Eduardo Galeano, y que Oquendo Troncoso ha colocado como preludio de la primera y segunda secciones de su poemario.
En estas partes, el mundo actual definido por las posibilidades comunicacionales, contrario a lo que podría parecer, no asume una relación vívida y directa entre los seres humanos. De ahí parte la reflexión del poeta, la cual concluye más bien en una dimensión habitada por soledades, donde los solos buscan otros solos, mas no la compañía. Como si el instinto gregario solo sirviera para acumular soledades. Hay, entonces, una afectación en lo emocional del ser humano, pues deseo y frustración calan en el ánimo.
Los textos cargan una nostalgia constante, sensación que resulta del abandono tras el paso del tiempo y de la ausencia de contacto con el otro, a pesar de coexistir en un mismo espacio.
En algunas entrevistas, el autor menciona el hallazgo catártico que motiva este poemario, en un viaje a Berlín, en los aeropuertos y las actitudes de la sociedad germana. Incapacidad de adaptación o inconformidad ante el cambio deshumanizante, acceden, en la escritura de Oquendo, antes que a la paranoia, a la expresión de su yo poético.
En ese sentido, el registro poético de Oquendo Troncoso se avienta más hacia las emociones y no hacia la exploración de formas. Aunque el poeta construya sonetos, se suelte en líneas libres, o proponga textos extensos, sus maneras de decir son cotidianas y apuntan a conmover, no a sorprender. Estos usos llaman la atención, más en un contexto donde prima la poesía ávida de vanguardismos, desde las formas conversacionales o desde otras más culteranas.
Cabe un registro distinto en la tercera sección del libro, ‘La posta’, donde la reflexión sobre el tiempo y la paternidad, si bien reitera en el lenguaje cotidiano, se aventura con figuras de dicción y pensamiento.
La cuarta parte corresponde a una serie de poemas ya publicados en el 2008. Bajo el título de ‘Esto fuimos en la felicidad’, también se asume el paso del tiempo a través del recuerdo, en textos llenos de noche y bohemia. Cierra la arquitectura de este poemario, ‘Nostalgia del día bueno’, un diálogo entre la subjetividad de la voz poética y el entorno.
‘Solos’, editado por Mar abierto, se presentó en México, en el marco de Poetas del mundo latino. Además, es una publicación que cuenta ya con las lecturas (benéficas, no aduladoras) del chileno Juan Cameron, del mexicano Mijail Lamas y la ecuatoriana Carmen Váscones.