La Capilla Sixtina, joya del arte renacentista en el corazón del Vaticano, será estrechamente vigilada con un sistema de control de microclima para evitar que sufra daños por el alto número de visitas y la caída de polvillo sobre sus célebres frescos.
Cada año recorren los corredores de la Capilla infinidad de visitantes de todo el mundo. Allí también, recordó el director de los Museos Vaticanos Antonio Paolucci en el Osservatore Romano, se realizan los históricos cónclaves para la elección de los Papas.
La Capilla Sixtina, confirmó Paolucci, nunca podrá recibir “un número cerrado de visitantes”, porque es “el espacio que da identidad” a la Iglesia, su “catequismo materializado”. Por lo tanto, se buscará mantenerla abierta “sin peligro para las pinturas”.
Precisamente por eso “nuevos visitantes -anunció el director de los Museos Vaticanos- vinieron a hacer compañía a los frescos más famosos del mundo”. “Se trata de largos y un poco inquietantes tubos negros que atraviesan a lo alto los murales del siglo XV: son equipos eléctricos y monitores colocados temporalmente junto a célebres detalles de Botticelli y Perugino, sensores instalados a lo largo de los marcos y parcialmente tapados por ellos”.
Para proceder era necesario “conocer con exactitud (y con datos numéricos incuestionables) las dinámicas ambientales de la Capilla, poder estudiarla en cada momento y cada situación, de día y de noche, a museo cerrado y museo abierto, en condiciones de mínima o máxima afluencia”. Así 36 tubos móviles y 14 fijos registran sin cesar las variaciones de temperatura y humedad relativa a varias alturas, las temperaturas de las superficies pintadas al fresco, los niveles y la naturaleza química del polvo que se deposita sobre ellas, la concentración de anhídrido carbónico.
Al interior
La Capilla Sixtina está bajo observación científica desde el 2010, cuando una campaña de revisión y desempolvado de las superficies documentó la presencia de partículas depositadas en paredes, incluso a gran altura.
El polvo produce efectos estéticos cuando se deposita en cualquier obra de arte, en circunstancias particulares (tiempos largos, mucho anhídrido carbónico, condiciones favorables de humedad y temperatura).
Los datos son evaluados en relación con el número de visitas.