Tres mujeres iluminadas con el arrebol

El Ballet Metropolitano representa una de las ocho escenas que conforman la obra. Foto: Jenny Navarro / EL COMERCIO.

El Ballet Metropolitano representa una de las ocho escenas que conforman la obra. Foto: Jenny Navarro / EL COMERCIO.

Este 8 de marzo, el Ballet Nacional de Ecuador presentará su homenaje a la mujer: ‘Reflejos en el arrebol’, un trabajo inspirado en la lucha e ideales de tres mujeres ecuatorianas.

La obra tardó más de seis meses en elaborarse, tomando como inspiración las vidas y luchas políticas por la igualdad social en el Ecuador de Tránsito Amaguaña, Dolores Cacuango y Nela Martínez.

El director del Ballet Nacional Rubén Guarderas tuvo la idea de este homenaje hace algún tiempo, y fue él quien se la transmitió al maestro Juan Pérez —coreógrafo de ‘Reflejos en el arrebol’— con el objetivo de representarla mediante el ballet. 

Pérez, chileno de nacimiento pero constante colaboradordesde hace más de 15 años del Ballet Nacional de Ecuador, empezó entonces la elaboración del guión, que consta de ocho escenas que narran diferentes momentos de las vidas de estas mujeres y su lucha en el país. También seleccionó el repertorio que utiliza la obra, destacando canciones de ‘Inti-Ilimani’, Jorge Reyes, Mauricio Vicencio, entre otros.

El coreógrafo chileno recuerda que al inicio estaba pensado hacer una obra inspirada solamente en la figura de Nela Martínez, pero intervino el maestro Guarderas y propuso incluir a Dolores Cacuango y Tránsito Amaguaña; pues, como dice Pérez refiriéndose a la lucha política y social de las tres, “no se puede hablar de una si no se habla de todas ellas”.

Para Guarderas fue una necesidad representar a Cacuango, Amaguaña y Martínez ya que “ellas reflejan la lucha de la mujer por defender sus derechos y por creer en sus ideales”.

Estas mujeres, a decir de Pérez no solo son un símbolo a nivel nacional, sino que representan la altivez de la mujer latinoamericana. Para el montaje de la obra, Pérez tuvo que involucrarse en la historia del país para saber con exactitud lo que significaron estas mujeres en la lucha por la igualdad de derechos, no solo para la mujer sino para el sector indígena.

Por eso el chileno se vio en la necesidad de escoger un repertorio de acuerdo al momento que vivieron Amaguaña, Cacuango y Martínez, un tiempo que se caracterizó por revoluciones drásticas de las que participaron todas ellas. Y “quiénes más que los Inti Illimani para acompañar a esta obra de ballet”, dice.

En la puesta en escena, resultan memorables fragmentos en los que el Ballet Metropolitano representa, a través de su baile, lo que fue ‘La Gloriosa’. Aquella insurrección en contra del expresidente Carlos Arroyo del Río el 28 de mayo de 1944, en la que participó Nela Martínez —quien entonces era una de las líderes del Partido Comunista Ecuatoriano—; año en el que también, junto a Tránsito Amaguaña y Dolores Cacuango, fundó la Federación Ecuatoriana de Indios.

Otro aspecto que destaca en ‘Confesiones en el arrebol’ es la iluminación que ayuda a intensificar el color arrebol de los danzantes, ese color que para el maestro Pérez es tan intenso como lo es la lucha de la mujer en todas las latitudes del mundo.

Con respecto a la iluminación, el maestro reconoce la figura de la también chilena Nancy Contreras quien, además de encargarse de este aspecto, ayudó permanentemente en todo lo que tiene que ver con el montaje de la obra, y “aportó con la visión externa, y de una mujer”, de lo que transmite la escenificación de esta obra.

Es precisamente ese trabajo en equipo el que quiere demostrarse en el estreno de la obra, mañana (17:00) en el Teatro Nacional de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Después de esta presentación, Rubén Guarderas espera que durante todo el año la obra tenga entre 30 y 40 presentaciones, “como para acordarnos que a la mujer se la celebra todos los días”.

NO OLVIDE

‘Reflejos en el arrebol’ se presentará en diferentes fechas durante todo el año.

La entrada para la función de mañana no tiene costo y empieza a las 17:00.

La dirección de la obra  fue una colaboración conjunta entre el director del Ballet Nacional de Ecuador Rubén Guarderas y el maestro chileno Juan Pérez; los actores son miembros del Ballet Metropolitano de Quito.

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