Vive entre 25 mil libros. Pero no lee ninguno. Sólo devora periódicos; hasta tres al día. Así que, quién sabe, es posible que en este instante sepa que se lo está mencionando o, mínimo, está sintiendo comezón en sus enrojecidas orejas.
Es Néstor Cali, azuayo, propietario del local de libros usados ‘Nuevos Horizontes’, desde 1971, ubicado en un recoveco de las calles 6 de Marzo 924 y 10 de Agosto (centro de Guayaquil).
La mayoría de estos libreros se nutre de la mano de obra de los mendigos, que sondean las calles y en la basura se encuentran una que otra rareza literaria. También de personas que reciben como herencia bibliotecas y, sin darle mayor valor, las venden completas y a precios risibles.
La mayoría de libreros guayaquileños no compra por unidades, sino por peso. A veces, a cambio de USD 5, reciben una caja entera de libros. Recogen lo que les entregan: no distinguen entre ‘Las Catilinarias’, de Juan Montalvo, o un libro escolar de ejercicios matemáticos. Así que, debido a que en la ciudad los libreros de viejo no actúan como guías literarios, hay que darle la vuelta a la dinámica que uno emplea en una librería típica. En una de ‘viejo’, no hay que pedir: hay que encontrar. Adán Inca, quien se dedica hace 45 años a este negocio (en Pedro Moncayo 163 y Pedradita), no tiene inventariadas las 20 mil obras que oferta. Uno podría comprar en este sitio la obra completa de Chejov en USD 1 o llevarse un grueso ‘Tratado de Psicología Evolutiva‘ en USD 2.
Inclusive en cadenas como la Librería Cervantes, funciona esta dinámica. En la sucursal, que se encuentra en Aguirre No 606 y Boyacá, les llaman “libros costeados”: obras ecuatorianas que en librerías tradicionales las dan por “agotadas”, como ‘El dominio escondido’, de Jorge Dávila; ‘De lo superficial a lo profundo’, de Efraín Jara Idrovo o ‘Nunca más el mar’ de Miguel Donoso. Cualquiera de ellas, a USD 2.
En sitios como ‘El Rincón de Cali’, ubicado en 6 de Marzo entre Manabí y Huancavilca, es posible comprar, luego de entregarle USD 5 a Marino Cali, diez tomos sobre historia, filosofía, literatura, comunicación y artes plásticas. También revistas ecuatorianas en sus ediciones setenteras, ochenteras y noventeras (entre USD 0,50 y USD 1).
Biblias en quichua y mandarín conviven, en la librería ‘Nuevos Horizontes, con un libro de kamasutra gay que, a su vez, tiene como vecina al libro más caro del sitio: ‘Anatomía humana’, de Leo Testtut y André Latarjet, en USD 300.
A diferencia de ciudades como Madrid, que posee el Gremio Madrileño de Libreros de Viejo, en Guayaquil las librerías de ‘viejo’ no están agrupadas.
Otra recomendación para quien se anime a hacer este recorrido: regalarse un margen de tiempo prudencial. A la vista, lo primero que saltan son textos escolares que, como dice Néstor Cali, son los que sustentan el negocio. Si se quiere hallar buena literatura, es necesario sumergirse al menos una mañana entera en la quijotesca búsqueda. Hacerlo, ya equivale a leer una gran novela.