Tailandia recorre siete décadas de su arte con una exposición que acoge las obras de más de 300 artistas, desde el pionero ítalo-tailandés Silpa Bhirasri a los internacionales Montien Boonma o Apichatpong Weerasethakul.
La exhibición en el Centro de Cultura y Arte de Bangkok (BACC), abierta hasta el próximo 4 de noviembre, trata de paliar la ausencia de un museo de arte permanente en Tailandia.
“Es una buena oportunidad para estudiar el arte que se ha generado en Tailandia desde los años treinta”, manifestó Apinan Poshyananda, crítico de arte.
La muestra arranca con una escultura y un video de Corrado Feroci (1892-1962), quien cambió el nombre a Silpa Bhirasri tras adoptar la nacionalidad tailandesa durante la II Guerra Mundial y considerado el padre del arte moderno.
La exhibición, titulada “Tendencias: desde el localismo al internacionalismo”, está dividida en varias temáticas que abarcan la identidad tailandesa, los movimientos sociales, las vanguardias, la marginalidad y explotación sexual o el arte experimental.
“Muchos artistas tailandeses no aprendieron las vanguardias en Europa, sino a través de Japón y desde el principio hubo una tendencia a mezclar formas y temas de Oriente y Occidente”, señala Apinan.
Este puente entre ambos mundos se refleja por ejemplo en la escultura “Musical Rhythm” (1940), de Khiem Yimsiri, con influjo de los budas de Sukhothai, el antiguo reino tailandés, o el lienzo “Festival” (1988), de Prasong Luemuang, que retrata el folclore con una mirada detallista similar a la del español Joan Miró.
La muestra ofrece espacio a los artistas contemporáneos que abordan temas sociales y políticos como el medioambiente, la prostitución, el abuso del poder o la violencia contra las mujeres. En los próximos tres años, las autoridades confían en finalizar el nuevo museo de arte para acoger de forma permanente algunas de las obras expuestas.