Este lunes, en la sala de ensayos de la Fundación Orquesta Sinfónica Juvenil del Ecuador (Fosje), junto a casi 90 músicos, un joven se encontraba sentado sobre la alfombra del lugar. Su mirada repasaba una y otra vez las partituras de una sinfonía. Atento, escuchaba a los músicos que durante las dos últimas semanas venían repasando las partituras que él tenía entre sus manos. Con discreción, en su rostro se dibujaba una especie de satisfacción.
Así se mostró Eduardo Florencia (de 26 años) durante los ensayos de su Sinfonía No. 1, una obra que ha venido trabajando los últimos cinco años y que el lunes tuvo la oportunidad de escuchar completa por primera vez. Después de las sinfonías de Luis Humberto Salgado, la última escrita hace 40 años, esta es la primera composición de este tipo en el país.
A mitad de camino entre los ideales de juventud y la madurez musical, Florencia es un compositor y pianista ecuatoriano que ha realizado su carrera en escenarios de Rusia, EE.UU., Inglaterra, Brasil, Alemania, Francia, entre otros. En el 2006 obtuvo el primer premio de composición de música de cámara de la Universidad de Malmö (Suecia), con una obra para clarinete y cuarteto de cuerdas. En el mismo año participó en el concurso de composición organizado por el Conservatorio Superior de París, obteniendo el tercer premio por su Rapsodia para violín y orquesta.
Es así que en su carrera compositiva quiere alcanzar otro nivel: el sinfónico. De esta manera, comienza la escritura de la Sinfonía No. 1. Con ello, quería probar “mi capacidad intelectual”. Entre papeles llenos de notas, Florencia fue creando una obra que lo ha convertido, según él mismo, en un “politécnico de la música”. “Crear esto me tenía irritado. Pasé varias noches sin dormir”, dice.
Como es habitual, la Sinfonía No. 1 de Florencia está dividida en cuatro movimientos. El primero a manera de una sonata (aquella que consta de aquellas dos melodías); el segundo es un scherzo (pasaje de un compás a menudo, pero no siempre, de naturaleza alegre); el tercero tiene una forma de ‘ABA’ (los tonos se van retroalimentando entre sí) y consiste en una larga reflexión contrapuntística, con juegos de texturas y colores en la instrumentación. El cuarto movimiento es de una articulación más ligera y dinámica.
Para Patricio Aizaga, a quien está dedicada la sinfonía, y que dirigirá a la Filarmónica durante el concierto, en la obra “se evidencia un bagaje tanto académico como vivencial del compositor”. Según el director, uno de los aspectos más destacados de Florencia es su vasto conocimiento en varias materias gracias a su hábito de leer.
Como producto de sus estudios en San Petesburgo, en su música se puede apreciar una fuerte influencia de Shostakovich. Sobre esto, el maestro Gerardo Guevara recuerda que las composiciones para piano de Florencia mantienen este espíritu del compositor ruso. El comentario de Guevara se añade al de Aizaga cuando este último señala que al ver la partitura de Florencia “saltó a mi mente la imagen de Shostakovich”. Al respecto, Florencia confirma ambas impresiones. “Shostakovich está presente, pero también lo están Mahler y ciertos sonidos de la música andina”, asegura.
El concierto
La cita musical será hoy, a las 20:30, en la Casa de la Música. La entrada tiene un costo de USD 5.
La Fosje será la encargada de la interpretación de la obra de Brahms y Florencia.
El violinista Galo Arboleda interpretará los solos del concierto para violín y orquesta de Brahms. Él tiene 22 años de edad.