Saidel Brito deconstruye su obra

En el taller, en Urdesa. Saidel Brito retocó su última acuarela, el miércoles pasado, para la exposición.

En el taller, en Urdesa. Saidel Brito retocó su última acuarela, el miércoles pasado, para la exposición.

Discursos sobre discursos. Las pinturas de Saidel Brito ofrecen lecturas diversas, fragmentadas, con toques de ironía y sarcasmo. Para entender el trabajo del artista cubano se tiene que desmadejar cada obra, imagen tras imagen, para encontrar las preguntas que plantea.

Política, religión, el arte contemporáneo o la corrupción de los gobiernos son temas que Brito plantea, más que como una posición personal, como inquietudes para que el espectador mismo trate de responder. Su última exposición individual se denomina ‘Ruinas del relato’.La muestra comprende 20 obras. De estas, 13 son inéditas y las restantes se exhibieron únicamente en exposiciones especiales o itinerantes. Abarca los últimos 13 años de producción del artista, en que el pintor ha vivido en Ecuador, compartiendo su faceta de catedrático, curador y artista plástico.

“Una de las cosas que más me costó sobre la exhibición -explica Brito- fue el nombre. Son obras de algunos años. Varias series. Fue un ejercicio complejo armar la muestra. Le puse muchos nombres hasta dar con el que finalmente quedó”.

‘Ruinas del relato’ comprende cinco series de trabajos. Para el artista, el ejercicio le dejó como aprendizaje el comprobar que a pesar de las diferentes técnicas empleadas en sus trabajos, existe una relación entre ellas.

Acrílico, carboncillo, lápiz han sido las técnicas que Brito, cubano de nacimiento, ha empleado. Uno de los últimos reconocimientos que recibió fue el primer lugar en la última Bienal de Arte en Cuenca, el 2009. Todos sus trabajos presentan imágenes que se montan sobre otras. Eso se puede ver en Matria, pintado en 1999. A partir de un cuadro del Corazón de Jesús, plantea temas como la corrupción que habría dentro de la Iglesia.

Ancianos en sillas de bebés, hombres de frac más parecidos a demonios, son parte de lo satírico de la pieza.

Una de sus obras con un contenido político es Pastando con sus cabras en Maine, una pieza en acrílico y carboncillo, de 1999. En esta, la dama de la libertad queda reducida a una lavandera, mientras que hombres con apariencias de generales y políticos se vuelven los motores de un molino para extraer agua.

“Yo creo que Brito ha logrado mantener un discurso”, asegura Amalina Bomnin, artista y curadora de arte. “Lejos de hacer puntualizaciones sobre el contexto, su obra propone al expectador una amplitud de sentidos. Este es el desafío del artista dentro de la escena contemporánea”. La especialista considera que en el trabajo del artista cubano hay mucho de política. Y también que su obra permite una lectura universal sobre lo que es crear arte en la cotidianidad.

Hay una evolución -añade Bomnin- que no está supeditada a una sola temática o formato. “Sus trabajos son como una cebolla, de varias capas, que uno tiene que ir desarmando. Además, hay una lectura y una relectura de los procesos sociales históricos del Ecuador”.

Brito aborda estos cambios a propósito de su última serie de trabajos, que por el momento no tiene nombre. Basándose en las fotografías del ecuatoriano Carlos Endara sobre Panamá y su tradición cultural, el pintor hace una mirada histórica sobre el manejo de poder.

La pieza clave es el Panama Hat -explica Brito- porque es una suerte de bisagra. “La serie desarrolla como paralelas las historias de Panamá y Ecuador. Da una mirada del presente y del pasado”, señala el artista.

En dicho trabajo, Brito plasma dentro de una escena típica un taller de sombreros de paja toquilla, una imagen sobrepuesta de la caricatura de una mujer que representa la política.

El sombrero de paja toquilla, conocido como Panama Hat, es un elemento común para ambos países. Además de la historia de ese país y su relación con políticos ecuatorianos.

Brito se ve a sí mismo en la dualidad enseñar/crear. Aunque ha sido curador de algunas exposiciones (como la IV Bienal de Arte No Visual), asegura que no se considera dentro de ese rol.

“No es una etiqueta que me pondría -asegura Brito- eso es punto y aparte. Son pequeños desafíos y una forma de aportar en lo que uno puede. Es también pasar la voz sobre el arte de una manera distinta”.

La muestra ‘Ruinas del relato’ se exhibe en la galería DPM, ubicada en Urdesa, en el norte de Guayaquil. Estará en exposición hasta el 13 de febrero.

Suplementos digitales