No hay para dónde irse… PaGAGnini es locura y genialidad; la descarga total del cuerpo y la mente ante la música clásica, que se experimenta en clave de comedia, desde la imperfección de la belleza.
El espectáculo está propuesto de una manera orgánica, que se presta para la carcajada que desparrama el cuerpo en la butaca, y para el momento de respiración y asombro ante el virtuosismo de los músicos. El aplauso se permite siempre, porque cabe a cada instante; como también cabe la risa que quiebra cualquier atisbo de silencio o el brinco que desarma toda postura.
La apuesta es por la parodia de un concierto de cámara, con una voz narradora que desde su tono solemne, pide disculpas por el escándalo y la incertidumbre, pero se rinde ante la locura que se esparce, con el gesto y la complicidad, por todo el escenario.
PaGAGnini se dibuja como la caricatura de un recital donde el glamour se queda relegado al terciopelo rojo del telón o al detalle del frac y el corbatín; porque lo que roba escena es una cabellera alborotada, un plátano en el violín, el premeditado fallo del intérprete, el invasivo ‘ringtone’.
Allí hay espacio para la broma sobre las ‘excentricidades’ de la música contemporánea y para mofarse de una idea preconceptuada del alma hispana. La propuesta se asienta sobre el altísimo nivel de los intérpretes y el respeto a la música, pero se trata de un virtuosismo que no inhibe burlarse del oficio de uno mismo y de un respeto que se permite tentar y explotar la comedia.
El genio de Mozart, la caprichosa personalidad de Paganini, el minuet de Bocherini, los temas de Pachelbel, son vistos y oídos como nunca antes… aquí prima el desparpajo y uno no puede sino ceder ante el impulso.
Cómo podría adivinar que movería la cabeza, como un ‘headbanger’, y levantaría la mano, en señal de cuernos al aire, mientras los violines sonaban a Vivaldi… pero lo hice, sin ataduras. PaGAGnini es el acceso asegurado al goce musical, el humor es su puerta de acceso; una puerta por la que gustosamente se puede entrar una y otra vez.
Y para ello, gracias a los riesgos asumidos por la producción, aún quedan funciones en el Teatro Nacional Sucre: hoy y mañana, a las 19:30; el sábado, a las 20:30; y el domingo, a las 18:30.