Pedro Antonio está por entrar a octavo año del colegio Tomás Moro, lo que antes era primer curso; hace tiempo el cambio significaba ingresar a la secundaria, dejar de ser el escolar para empezar a ser llamado ‘señor…’ y que la materia de Lenguaje no sería más Castellano y Gramática, sino que se inclinaba para eso de la Lengua y la Literatura. Pues bien, en su lista de útiles escolares, además de los requerimientos de papelería, se adjuntaron algunos títulos de libros, junto a ‘Viaje al centro de la Tierra’, de Julio Verne y ‘Mi planta de naranja lima’, figuraba ‘Leyendas del Ecuador’, del ecuatoriano Édgar Alan García.
Es decir, uno de literatura universal, otro muy popular de Latinoamérica y un título infanto-juvenil del país. Este segmento de la literatura ecuatoriana que en años recientes tuvo su ‘boom’ está muy presente en las lecturas que se imparten desde las clases. Convenios desde los sellos editoriales y decisiones del profesorado inciden en que los nombres de García, Edna Iturralde y María Fernanda Heredia, entre otros, transiten por las aulas.
En los libros de texto de Lengua y Literatura, que pueden consultarse y descargarse de la página del Ministerio de Educación, en los correspondientes a 8°, 9° y 10° año, constan pocos autores nacionales. Sí se pueden leer algunos romances de los guayaquileños Abel Romeo Castillo y Alejandro Mejía, o del quiteño Leonardo Páez (todos fallecidos). No hay relatos, ni ensayos, ni textos dramáticos de autores nacionales, pero sí consta una canción de Juan Fernando Velasco, para estudiar métrica y ritmo.
Dado el tema, vuelvo poco más de una década atrás y redescubro las lecturas del último año de bachillerato. La aproximación parece haber sido diversa y hacia diferentes periodos y estilos. Desde las cartas de Eugenio Espejo, los artículos de Juan Montalvo y ‘Un recuerdo y unos versos’, de Juan León Mera, a ‘El negro calculador’, de José Antonio Campos. Y con el llamado ‘Jack The Ripper’ se abría el abanico de los escritores costumbristas y realsocialistas de la década de los treinta, sobre todo. Los relatos de De la Cuadra (‘La Tigra’, ‘Los Sangurimas’ y ‘Banda de pueblo’), de Gil Gilbert, de Aguilera Malta; entonces un salto a Pedro Jorge Vera y otro a Raúl Pérez Torres y Abdón Ubidia.
En la poesía ocurría algo similar, primero ‘La victoria de Junín’, de José Joaquín de Olmedo, de ahí los cuatro ‘decapitados’, con especial atención en Medrado Ángel Silva; luego algo de Jorge Carrera Andrade y el ‘Boletín elegía de las mitas’, de César Dávila. Nada más. Como si después de los sesenta o setenta, quedase el abismo en la letras ecuatorianas.
Pero no es tanto así. En un repaso por las aulas se evidencia que existe una actualización, que recae más que nada en la voluntad y actitud de los profesores.
Roberto Giler, profesor de Literatura en el Colegio San Gabriel, apunta que ellos trabajan un ordenamiento de lecturas según motivos, como el amor o el del héroe. En lo referente a autores ecuatorianos, él ha dictado clases sobre los relatos de Pablo Palacio y Huilo Ruales; mientras que en poesía han leído textos de Luis Carlos Mussó o AndrésVillalba. Es decir, que se ha prestado para la actualización sin perder de vista los referentes nacionales. Giler señala que el Ministerio de Educación envía sugerencias, pero más que nada se trata de letras universales; con respecto a lo ecuatoriano, depende mucho de las decisiones del maestro.
Una de las compilaciones de relato más utilizadas en los colegios del país es la realizada por Eugenia Viteri, ‘Antología básica del Cuento Ecuatoriano’, que en el 2011, llegó a su XIII edición. En ella, se va desde José Antonio Campos (1868-1939), hasta Paúl Hermann (1973-) y constan autores como Humberto Salvador, Miguel Donoso, Javier Vásconez, Jenny Carrasco, Adolfo Macías, Gabriela Alemán o Leonardo Valencia. A la par de esta selección se ha utilizado la hecha por Raúl Vallejo: ‘Cuento ecuatoriano de finales del siglo XX’.
“Siempre tratamos de buscar autores actuales”, dice la magíster Mónica Cruz, profesora de primero de bachillerato (cuarto curso), del Colegio Juan Montalvo. Ella señala que un escritor que gusta y entretiene mucho a los estudiantes, por el manejo del lenguaje y las historias, es Alejandro Ribadeneira, con ‘El buitre soy yo’ o ‘Las traigo muertas’. Además, están María Fernanda Heredia y Mario Conde. Para la profesora es necesario tratar estos libros pues tocan temas importantes como la migración o la drogadicción, como en ‘Mamá ya salió el sol’, de Lucrecia Maldonado.
Al costo de los libros se suma la ardua labor de crear expectativas y despertar el gusto por la lectura, para eso se busca integrar temáticas actuales; lo que no significa dejar de leer los clásicos y los referentes, por ejemplo, Cruz cita la poesía de Dolores Veintimilla de Galindo, poeta que leen los alumnos de sexto curso. Si la actualización de lecturas de literatura ecuatoriana está en relación a la actitud del profesorado, eso implica que las lecturas del maestro deben renovarse, para que la literatura se vea como un proceso y no como un libro empolvado.
El Ministerio a través de sus libros de texto
Título: ‘Lengua y Literatura’
Coordinación: Área de Letras de la Universidad Andina.
Los libros escolares ofrecen una explicación de la estructura del libro y cómo acercarse a sus contenidos. Junto a breves textos literarios (escasos ecuatorianos) se hallan cuestionarios y trabajos en clase, además de ejercicios para aplicar las enseñanzas.
Una antología con mucho recorrido
Título: ‘Antología básica del cuento ecuatoriano’
Compilación: Eugenia Viteri
Con 13 ediciones, esta selección de relatos se ha venido actualizando desde 1987. Además de los cuentos, en ella constan ensayos a manera de presentación, una cronología de la narrativa nacional y aproximaciones al cuento.
Los relatos de fines del siglo XX
Título: ‘Cuento ecuatoriano de finales del siglo XX’
Compilación: Raúl Vallejo
25 cuentos, de narradores ecuatorianos (de distintas regiones), escritos desde la década del setenta, desde Rafael Díaz Ycaza hasta Yanna Hadatty Mora. A cada cuento acompaña una reseña biográfica de los autores.
Lo infanto-juvenil habita en las aulas
Título: ‘Hay palabras que los peces no entienden’
Autor: Ma. Fernanda Heredia
Este es uno de los varios títulos de literatura juvenil comunes en los colegios. También se pueden contar ‘Leyendas del Ecuador’, de Édgar Alan García o la serie sobre el Bicentenario, trabajada por Edna Iturralde.
La eterna poesía de los ‘decapitados’
Título: ‘El árbol del bien y del mal’
Autor: Medardo Ángel Silva
Además de los textos de Silva, las lecturas en el último año de bachillerato abordan la poesía de Humberto Fierro, Ernesto Noboa y Arturo Borja. Otros poemas (de otras épocas) leídos son los de Olmedo, Jorge Carrera y César Dávila.
La narrativa de Pablo Palacio
Título: ‘Un hombre muerto a puntapiés’
Autor: Pablo Palacio
La escritura del lojano resulta ser puerta de entrada a otros relatos de propuesta más vanguardística, teniendo en cuenta la correspondencia temporal de este autor con los escritores costumbristas y realsocialistas, de los treinta.