Estas dos palabras suelen confundirse cuando las escribimos, por eso hay que tener mucho cuidado porque tienen un significado muy distinto. La primera, con uve, quiere decir ‘volver a cavar’, que sin embargo se usa muy poco. La segunda, con be alta o larga, significa ‘con seguir algo mediante petición o súplica’. El Diccionario Panhispánico de Dudas (DPD) anota que, a menudo, lleva un complemento con ‘de’ que expresa la persona a quien se dirige la petición. Ejemplo: ‘El diputado recabó de la Contraloría toda la información para concluir su investigación’.
Ananay / añañay
Según el Diccionario de la Real Academia Española, ananay es de origen quechua, empleada para manifestar que algo es grato a la vista. El doctor Carlos Joaquín Córdova agrega que significa ¡qué bonito!, para referirse a algo lindo o precioso. El Diccionario de Americanismos señala que es una interjección que se usa para expresar alegría, alborozo, buenos deseos o entusiasmo por algo o alguien. El añañay es, en cambio, un ecuatorianismo que se refiere a una cuenta de poco valor usada como adorno en prendas de vestir. Ej.: ‘Ese vestido tiene muchos añañayes’.