Homenaje De Cuenca, de Santo Domingo, de Guayaquil y de Ambato, cuatro personajes de distintos ámbitos de las artes hablan de cómo ven y sienten a la capital del país y cómo esta ha influido en sus carreras. A continuación sus testimonios.
‘El Centro es fuente de inspiración’
Eudoxia Estrella. Acuarelista cuencana y fundadora de la Bienal de Cuenca.
Recorrer Quito es admirar su belleza arquitectónica, su patrimonio y tener la oportunidad de conocer su acervo cultural.
Toda persona que visita Quito se queda admirada de la belleza que existe en el Centro Histórico, en sus iglesias y en las obras que cada artista plástico realiza; por ello es Patrimonio Mundial de la Humanidad.
La capital ha sido un aliado en mi carrera como artista. Hace 23 años que impulsé la Bienal Internacional de Cuenca y recuerdo que gestores culturales y creadores quiteños confiaron en mí y ayudaron a que se cristalice esta iniciativa.
Quito siempre me ha recibido bien, es una ciudad muy cálida y con la que tengo agradecimiento, porque sus artistas siempre me apoyaron en mi iniciativa de realizar la Bienal, una tarea que parecía imposible.
Además, por sus fiestas, el 14 de diciembre realizaré una exposición en la Casa de la Cultura de Quito. Ese mismo día tendré el honor de que esta entidad cultural me haga un homenaje.
Es gratificante ver que la capital de los ecuatorianos valore mi trabajo. A pesar que yo creo que no soy una artista destacada… simplemente pinto lo sencillo, lo que es hermoso para mí.
‘Le debo mi carrera, mis ideas…’
Geovanny Verdezoto. Artista santodomingueño reconocido en el exterior.
Hace ocho años decidí estudiar arte. El lugar indicado era Quito por su riqueza arquitectónica y por la cercanía con Santo Domingo, mi tierra natal. Al principio me sentía de otro planeta. Todo era muy diferente en comparación con el cantón donde crecí. Pero la ciudad empezó a comportarse amigable.
Se me presentó la oportunidad de estudiar Artes Contemporáneas y relacionarme con mis compañeros hizo que entendiera por qué los quiteños aman Quito y sin querer me enamoré de ella. En especial del Centro, que en la actualidad es el motor inspirador de mis obras.
El sentimiento por Quito hizo que comprara mi casa en San Juan, un lugar con una vista sublime, donde el sol brilla siempre. Para mí es un sitio con magia, porque las ideas artísticas nunca dejan de fluir. Siempre hay elementos para componer. Un día son las personas y otro es el olor tradicional del pan recién horneado. Debido a esta influencia, decidí convertir mi casa en un estudio. También estoy preparando una obra sobre San Juan.
A Quito le debo mi carrera artística, mis triunfos, mis ideas y mi inspiración, pero al mismo tiempo sé que aún tengo mucho que devolverle a mi ciudad.
‘Ahí se abren las puertas al escritor’
Luis Carlos Mussó. Poeta guayaquileño, que tiene una reconocida trayectoria.
El avión se estaba quedando sin combustible. Así que, a mitad del vuelo, el piloto decidió dar media vuelta y regresar a Guayaquil, de donde habíamos despegado, sin saber que abordo iba yo. Y eso significaba que no llegaría a tiempo a la capital, al lanzamiento de mi libro ‘Las formas del círculo’. Tardísimo, llegué a Quito y me enteré que mis poemas ya habían sido leídos por el público, disfrutados en un evento sobre mí sin mí.
En Quito encuentro más personas de la literatura que en Guayaquil. Y lo digo porque lo viví: entre junio de 2008 y junio de 2009 yo, que soy guayaquileño, me asenté en la capital para expandir mi trabajo, mi poesía. Mis poemarios ‘Geometría moral’, ‘Tiniebla de esplendor’ y ‘Propagación de la noche’ también han sido presentados en Quito. Ahora mismo, mi única novela, ‘La Oscurana’, está paseándose por la IV Feria del Libro de esa ciudad. Novela que, por cierto, fue publicada por una editorial quiteña: Antropófago.
Quito está en contacto con los escritores extranjeros que se asientan en la ciudad. Además tengo una fascinación por las actividades que se realizan en el Centro Cultural Benjamín Carrión y por la noche bohemia quiteña.
‘Nunca olvidé los paisajes capitalinos’
Édgar Castellano. Escritor y periodista radicado en Ambato, y ha vivido en Quito.
La influencia de mis raíces quiteñas, por parte de mi abuelo que radicaba en Machachi, sirvió para madurar mi vocación por la lectura. Me agradaba visitar continuamente los museos del Centro Histórico y gustaba pasar las tardes con obras teatrales. Quito, en definitiva, influyó mucho en mi creatividad de escritor y como poeta.
Mi inspiración fueron sus estrechas calles céntricas y los barrios tradicionales cargados de mitos urbanos y de historias de antaño. Cuando mis padres decidieron trasladarse a Ambato hace más de 40 años, acepté el cambio sin desprender de mis memorias los paisajes capitalinos y su gente.
Una vez en la capital tungurahuense, me fortalecí con las historias de vida, las acciones y pensamientos de los escritores insignes como Juan Montalvo, Juan León Mera y como no, Juan Benigno Vela. Cumplí 56 años y en estas cinco décadas he tenidos dos residencias alternas: Quito y Ambato. La famosa ‘sal quiteña’ me ayudó en algunas conquistas.
En mi trayectoria como escritor tengo bajo mi autoría ocho libros: uno de los más importantes es ‘Poemas para sacarlos a pasear’. Los migrantes de provincia a la capital siempre estuvieron y permanecerán en mis escritos.