El objetivo del compositor Pedro Astudillo era captar los sonidos de los parques, iglesias, naturaleza y habitantes de Cuenca para determinar cuál es el lenguaje sonoro de la capital azuaya. Y una vez con el material reunido, ‘dibujar’ un paisaje distinto de esa ciudad.
En diciembre pasado, Astudillo inició el proyecto Paisajes Sonoros de Cuenca. El resultado de su investigación, cuya primera fase está lista, se difundirá a través de iTunes.
Tras ganar los fondos concursables del Municipio, este egresado de la carrera de Musicología de la Universidad de Cuenca en el 2013, empezó a hacer un análisis de los sonidos de distintos sitios de la urbe, sobre todo los que le dan personalidad .
Con los USD 4 000 que recibió adquirió cuatro altavoces y cuatro micrófonos especiales para cine. Con este equipo se acercó a los ríos Tarqui, Yanuncay, Machángara y Tomebamba durante las noches y madrugadas, para evitar lo más posible la contaminación de ruidos ajenos a los del agua.
El CD ‘Paisajes Sonoros’, que Astudillo acaba de presentar, comprueba la hipótesis del musicólogo acerca de la especial potencia del río Tomebamba. El río tiene un eco singular debido a las edificaciones que lo circundan en El Barranco.
El sonido del río Machángara, ubicado en el norte de la urbe, es diferente, “es más abierto”, señala el investigador. En cambio, el Tarqui y Yanuncay, en el sur, evocan a la naturaleza.
Astudillo espera que su investigación sea una herramienta para la promoción turística de la urbe, pero aún no hay una propuesta concreta sobre cómo utilizarla con ese fin. Él cree que el material puede ser utilizado para que los turistas conozcan Cuenca de una manera diferente.
Para el doctor en musicología Carlos Freire, este trabajo permite llenar un vacío existente en la identidad sonora de la ciudad; destaca el análisis que hizo el compositor en los diferentes paisajes. Los mismos están integrados por notas musicales basadas en la investigación. Además, hace notar que este proyecto se realiza por primera vez en Cuenca, pero que en países como Canadá ya se han desarrollado propuestas de este tipo, para conceptualizar las características sonoras de algunos sitios.
Otro objetivo de la investigación: convertirla en parte de los documentos en los que se puede encontrar información patrimonial de la ciudad. Por ello, Astudillo grabó algunos de los sitios declarados Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1999 por la Unesco.
Entre otros, están siete iglesias del centro, como San Alfonso, Santo Domingo, San Blas, San Sebastián, El Vergel y Catedral de La Inmaculada.
En los templos, Astudillo quiso captar el sonido de los feligreses que los visitaron durante la última Semana Santa; para ello escogió las iglesias más concurridas.
En la Catedral de La Inmaculada o Nueva, que tiene capacidad para 8 000 asistentes, la grabación recoge el retumbar de cada movimiento. Una acústica singular provoca una fusión entre la prédica del sacerdote, las voces de los devotos y hasta los suspiros y llantos de quienes piden un favor a Dios.
Los sonidos de cada iglesia varían debido a su estructura, dice Astudillo, quien también ha compuesto música para obras de teatro y filmes. Según él, la acústica es mejor en Santo Domingo porque tiene un piso de madera, a diferencia de la Catedral que tiene piso de mármol.
Este trabajo abarca diferentes disciplinas porque tiene datos históricos, arquitectónicos, arqueológicos, ambientales y aspectos estéticos y sociales.
Él compositor recogió primero información histórica de los sitios, para realizar su proyecto. Para conocer los sonidos de la naturaleza recorrió parques y plazas durante la madrugada. En el parque del Paraíso captó los sonidos de colibríes, mirlos, gallinazos, entre otros.
En el parque Calderón también grabó el cantar de las aves que posan sobre los árboles patrimoniales de araucaria. Los sonidos de los mercados también son parte del proyecto sonoro del artista. Allí, registró el lenguaje particular que utilizan las vendedoras para llamar la atención de los compradores que frecuentan el lugar.
Astudillo, conforme se fue adentrando en los 17 sitios que forman su paisaje, halló material único, por lo que está convencido de que la investigación debe continuar.
Mire un mapa sonoro de los sonidos de Quito