Con una anécdota, el autor israelí Yaron Avitov (Haifa, 1957) puede explicar cómo judíos y árabes comparten un pasado y tienen culturalmente mayores similitudes que diferencias. Durante una investigación el escritor se halló en la búsqueda del origen del patriarca Abraham. En la travesía, al cruzar un pueblo con mayoría musulmana, estos le saludaron: “Bienvenido, somos descendientes de Ibrahim”, y él contestó: “Gracias. Yo también soy hijo de Abraham”.
Ese reconocimiento de él mismo en el otro se transformó en un objetivo que trazó para su vida: la paz. Desde entonces ha viajado por el mundo, hasta que hace cinco años se quedó a vivir en Ecuador. Aquí ha desarrollado sus intereses como escritor, tanto así que ha publicado una novela y dos antologías; la más reciente la presentó el miércoles pasado, ‘El libro de la paz’.
La antología, bajo el sello de Paradiso Editores, reúne a 40 escritores árabes y judíos de diversa edad y estilo. Reflexiones sobre la guerra y la convivencia atraviesan los relatos y poemas, pero sobre todo se trata de una forma de comprender al ‘otro’.
En ese sentido, Avitov busca, más que hallar las diferencias, tender puentes. “Ahora vivo en una ciudad (Otavalo), donde yo soy el otro, mas espero que no me miren como tal. Los israelíes también somos ‘otros’, 2000 años vivimos en la diáspora”.
Según el compilador de ‘El libro de la paz’, el asunto de ‘el otro’ hay que dividirlo entre política y literatura, entre ‘el otro’ como concepto social, y ‘el otro’ también como personaje. “El escritor debe tomar en cuenta las otras perspectivas, meterse profundamente en su mente, estudiarlo, investigar su cultura y su realidad, no hacerlo con estereotipos”, dice.
De la antología, Avitov escoge un relato como su preferido ‘Al filo de la bala’, de Yitzjak Orpaz. Este autor –dice Avitov– dejó su vida militar para luchar por la paz. En el relato un soldado israelí se conecta tanto con su prisionero árabe, que considera dejarlo escapar, hasta que llega otro soldado con mentalidad diferente y dispara.
Las diferencias generacionales entre los autores seleccionados se reflejan en el modo de entender la guerra y de relacionarse con el otro, hay menos estereotipos, se muestran más abiertos. Y en ello radica una salida, “la mezcla de culturas, desarrolla la literatura y también la humanidad”.
Esta última reflexión ha calado bien en al vida de Avitov, por ello se permitió venir a vivir en Ecuador, conocer a otras culturas y a la vez dar a conocer la literatura de su lugar de origen.
Yaron Avitov es también el realizador del documental ‘La tribu perdida de Loja’, un trabajo que le tómó cinco años de investigación y que reúne testimonios de cientos de personas sobre la conversión de judíos en esta tierra.
Contrario a lo que alguna vez se mencionó, el documental no se basa en libro alguno, sino en sus investigaciones, ensayos y novelas sobre el tema; pues como él menciona “hacer trabajos originales es parte de su ética profesional”. Así, ‘El libro de la paz’ es una iniciativa única en el planeta.