Para José Félix Valdivieso, la escritura no supone un ejercicio místico, tampoco la considera como un divertimento; simplemente es la manera de comunicarse con el mundo, un puente hecho de palabras.
Justamente la imagen del puente es la que dicta la arquitectura de su libro de relatos ‘Cosas y murciélagos’. La imagen del puente liga a través de tres relatos el inicio y el cierre del libro. No hay una temática en común.Cada cuento maneja una estructura singular, así ‘Cosas y murciélagos’ se hace de varios registros, aparece el relato circular, el que se corta abruptamente y el que tiene tono de artículo científico. Hay también en sus textos cuotas de humor, desde la perspectiva irónica o satírica, para ver la situación actual del mundo, la política, la economía.
También como reflejo del mundo actual, su escritura tiene un ritmo acelerado. Valdivieso dice que cada vez que se dan cambios violentos en el mundo surgen cuestiones generacionales que ven una serie de valores perdidos, sin embargo hay pausa para pensar, para observar y reflexionar. Y en su escritura no se trata de ficcionar lo real, pues la ficción -señala- es parte de la realidad, de las realidades.
Los motivos para escribir le llegan de diferentes partes, de lecturas, de frases, de secuencias de cine, de gestos… Así construye sus cuentos y busca que sus personajes tengan una voz creíble, que existan y no solo en las palabras.
Palabras que para él pueden ser una felicidad o una desgracia al convertir el pensamiento en acción. “El lenguaje es lo único que nos separa de los animales, por eso es motivo de orgullo, es la enfermedad del verbo”, dice este fanático de la curiosidad.