Atreverse parece ser la clave para el crecimiento de la danza contemporánea. Hablar de gestores o de momentos de esta expresión en el país bien comprendería un inventario de nombres, propuestas, talleres e intentos.
Ya que el 29 de abril se celebra el Día Internacional de la Danza, establecido por la Unesco en 1982, conviene una breve revisión de lo contemporáneo, su desarrolló y su situación en Quito.Los primeros pasos en la conformación de este movimiento se dieron en los setenta, con el Ballet Experimental Moderno.
Allí sonaron por vez primera los nombres de Wilson Pico y Diego Pérez, los pioneros, a los que se suman Kléver Viera, María Luisa González, Susana Reyes, entre otros, quienes plegaron a lo contemporáneo en respuesta a un momento social que pedía nuevos lenguajes de expresión.
Desde entonces, a golpe de permanente experimentación y por empuje de sus mismos actores, la danza contemporánea ha ganado espacios. Aunque el reconocimiento todavía está inconcluso, esta manifestación escénica sigue creciendo mediante la exploración de artistas independientes y en el trabajo de los elencos oficiales, como la Compañía Nacional de Danza del Ecuador (CNDE).
Esta institución ha renovado los códigos de sus obras, por el aporte cubano, el diálogo de los cuerpos con otros recursos escénicos -como el video y el perfeccionamiento técnico de sus integrantes. En esa línea se montó ‘Una puerta’ y se continuó con ‘La condición’.
Jorge Alcolea, su coreógrafo, dice que lo fundamental en la CNDE ha sido mantener un elenco durante cuatro años y alcanzar su madurez. Un aspecto que se consiguió a base de complementar entrenamiento físico, necesidad de transmitir, libertad de creación y consolidar espacios para cada bailarín.
Por otra parte, procesos, estilos y escuelas diferentes se reflejan en las propuestas de los independientes.
Con una base de corte expresionista nació, en 1984, el Frente de Danza Independiente. Allí, otra generación de coreógrafos y bailarines asumió la posta de los iniciadores de la danza contemporánea: sumaron técnica y mayores riesgos.
Terry Araujo, Ernesto Ortiz, Carolina Váscones, Cecilia Andrade y Josie Cáceres se enmarcaron en esta etapa y refrescaron su labor en la indagación de otros lenguajes y la inclusión o el diálogo con nuevos códigos.
Ortiz, por ejemplo, halla los motivos de su más reciente estreno, ‘Negra boca de sueño’, en el cine y la literatura, incluso la escritura forma parte de su proceso creativo y de montaje. El resultado deja ver las relaciones entre cuerpo y palabra, ahonda en la construcción de personajes y juega con los silencios.
Asimismo, el unipersonal de Josie Cáceres, ‘A, E, I… E, A’, muestra nuevas relaciones del cuerpo con el espacio, mientras se busca en los territorios de la neuropsicología y la memoria.
Para ella, “la danza dio un brinco enorme cuando se abrió desde el cuerpo hacia el universo de otras artes y disciplinas; conocer lo que le ocurre al cuerpo a nivel visual o como un elemento expresivo de la dramaturgia”.
La coreógrafa apunta que la danza contemporánea en el país necesita de información y reflexiones teóricas.
A esta generación le sucede un nuevo grupo de creadores y bailarines independientes, coetáneos de quienes integran los elencos oficiales. En ellos se halla continuidad a la búsqueda de espacios y propuestas desafiantes. Así, no solo en los escenarios, sino en las plazas, galerías de arte, mercados y proyecciones de video se inscriben los nombres de personas y colectivos: Tamia Guayasamín, Esteban Donoso, Fernando Cruz, Valeria Andrade, Alterego y otros.
En la visión de Donoso, la creación de la danza contemporánea no se enmarca en una tendencia general; personalmente cuestiona la danza como un género narrativo y reconoce el diálogo con otras disciplinas en las búsquedas de sus colegas.
Así, a través de las piezas de esto nuevos creadores, la danza se ha conectado con las artes visuales, con la performance y el happening. En este sentido, un lenguaje que ha ingresado recientemente al país es la videodanza, es decir, el pensamiento del cuerpo desde lo audiovisual.
Conservando una formación que se basa en los grandes maestro internacionales (Duncan, Graham, Humphery, Limón, Cunningham, Bausch) la danza contemporánea sigue su camino de riesgos y necesidades.
Más gente se vincula a ella, a través de talleres particulares o escuelas establecidas como Exploradores de la danza y Futuro Sí, la cual, dirigida por el maestro pionero Wilson Pico, promueve una danza contemporánea e innovadora.