El monumento funerario o mausoleo de Juan Montalvo es una obra imponente por su fachada y sus columnas de piedra.
En lo alto de las paredes interiores, a modo de cenefas, se escribieron los títulos de las obras relevantes de Montalvo como ‘Las Catilinarias’, ‘Los Siete Tratados’, ‘El Cosmopolita’, ‘El Regenerador’, ‘El libro de las pasiones’, y más obras reconocidas.
El conjunto está junto a la Casa de Montalvo, en la calle del mismo nombre.
El arquitecto Jorge E. Mideros trabajó en esta obra, entre 1930 y 1932, por decisión del Concejo Municipal de la ciudad.
Los restos del autor ambateño permanecieron en Guayaquil, entre 1889 y 1932, luego de haber sido trasladados desde París.
Entre 1932 y 1994, el cuerpo momificado de Montalvo estuvo en un ataúd donado por el pueblo guayaquileño.
El féretro contaba con una cubierta de vidrio que permitía observar el cuerpo. Luego, en enero de 1994, se cambió por un cofre tallado en San Antonio de Ibarra.
“El cadáver permaneció en exhibición 18 años más, pero desde este año ya no se mostrará, pues se selló para evitar que el aire lo dañara”, explica Mario Mora, director de la Casa de Montalvo.
El rostro y las manos del cadáver fueron restaurados por el pintor ambateño Franklin Ballesteros.
Este año, el mausoleo fue remozado íntegramente a un costo de más de USD 93 000.
A la par, la denominada cátedra de Montalvo también honra el pensamiento y las obras del ilustre escritor.
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El 12 de abril del 2006, mediante el Acuerdo Ministerial 198, se declaró de interés educativo y cultural la cátedra de Juan Montalvo. Asimismo, se autorizó su inclusión en el área de Lenguaje y Comunicación de los quintos y sextos cursos de bachillerato en todo el país.
“Es como una materia en la que leemos su vida y nos aproximamos a su pensamiento; aprendí a valorar la libertad a través de la rebeldía sin caer en el libertinaje”, dice Mishel Cruz, estudiante de quinto año del Instituto Tecnológico Rumiñahui .
En Ambato, la iniciativa recibió más impulso. Desde octubre del año pasado, el Gobierno Provincial de Tungurahua y la Casa de Montalvo acordaron entregar más de 50 000 textos, incluidos ejemplares del libro ‘Montalvo para niños’. Ha sido destinado a los alumnos de sexto año de educación básica y a los de segundo y tercer años de bachillerato.
El texto ‘Montalvo para niños’ es de color verde. En la portada está la imagen de Montalvo, mientras lee un libro a dos niñas y tres niños que lo escuchan con atención.
Tiene 71 páginas a color e incluye dibujos que describen, en dos partes, 19 aspectos de la vida de Montalvo: permanencia en Europa, el nacimiento, hermanos, vida familiar, entorno político y más. El libro es ameno y de fácil lectura y comprensión.
El prefecto Fernando Naranjo considera que los ambateños y tungurahuenses se sienten orgullosos de Montalvo. “Pero muy pocos lo conocemos, peor aún aplicamos sus teorías y sus ideas. Por eso queremos contribuir con la publicación de los libros”.
Desde que se puso en marcha este proyecto educativo, la Casa de Montalvo recibe a maestros de todo el país que buscan asesoramiento para aplicar esta enseñanza. Uno de ellos es Manuel Jiménez Ramírez, profesor del Colegio Tomás Rendón Solano de La Troncal, provincia del Cañar.
“En nuestro establecimiento todavía no se aplica como una asignatura si no como una unidad de aprendizaje”, dice el maestro.
“La Casa de Montalvo provee de mucho material didáctico. Hace unos años en mi zona no se sabía nada del escritor, pero ahora su nombre es un referente de libertad y de enseñanza”.
“Estudiamos -dice- sobre él en Literatura, dos horas por semana, y se profundiza su estudio en sexto curso”. Según Mora, los escritos de ‘El Cosmopolita’ hacen un llamado para que los jóvenes no sean sumisos ante la injusticia, y evoca una de las frases célebres del escritor: “Desgraciado el pueblo en donde los jóvenes no hagan temblar al tirano”.
La quinta fue el sitio preferido
La quinta de Montalvo se reabrió al público en abril del2011, después de una etapa de restauración. Es parte de la historia y del patrimonio cultural de Ambato.
Se levanta en la parroquia urbana de Ficoa, en el sector Las Palmas. El cambio le costó al Cabildo USD 62 000.
Según María Eugenia Sánchez, administradora, esta propiedad perteneció al padre del escritor, Marco Montalvo Oviedo. La finca tiene más de 200 años. “Aquí se inspiró y escribió algunas de sus obras. Contiene tres salas con el mobiliario de la época, un piano, cama, cuadros, fotografías”, dice Sánchez. Montalvo se refugiaba aquí al retornar de sus exilios en Ipiales o en Francia.
“Le gustaba recorrer los senderos, los huertos de guaitambos, duraznos y de reinas claudias”, explica Sánchez. La quinta tenía 11 hectáreas que limitaban con el río Ambato. En este sitio, el ‘Cervantes de América’ escribió un mensaje para los jóvenes: “Juventud, sed libre buscando siempre el bien común, propendiendo de continuo a levantaros más y más por medio del trabajo y el cultivo de la razón y el corazón”.