Había optado al premio en más de diez ocasiones y no fue sino hasta ayer, cuando creía ya pasada su oportunidad, que el premio Príncipe de Asturias de las Artes llegó a manos del arquitecto español Rafael Moneo, considerado uno de los más importantes representantes de la vanguardia arquitectónica; por una obra “serena y pulcra” que “enriquece los espacios urbanos”.
Como arquitecto de “dimensión universal”, así lo calificó el jurado. En sus obras, la luz y el espacio forman un todo, una marca que ha llevado a algunos a calificarle como el ‘arquitecto de la luz’.
El premio le llegó a Moneo justo el día en que cumplía 75 años, por eso lo consideró un regalo, eso sí, inesperado, pues ni sabía de su candidatura. Así se convirtió en el quinto arquitecto en recibir el Premio Príncipe de Asturias de las Artes. Antes lo recogieron Oscar Niemeyer o Francisco Sáenz de Oíza, este último mentor de Moneo durante sus tiempos de estudiante de arquitectura en la capital española.
Entre las obras de este español varias veces laureado se cuentan la catedral de Los Angeles, las ampliaciones del Museo del Prado y de la Estación de Atocha, el Auditorio de Barcelona y el Museo de Arte Romano de Mérida, el Kursaal de San Sebastián (inaugurado en 1999, es para algunos su mejor obra), el Hotel y Edificio para Oficinas en la Potsdamer Platz de Berlín, el Museo de Arte Moderno y Arquitectura de Estocolmo, el Davis Art Museum del Wellesley College de Massachussets y muchas otras.
“Ser reconocido en su tierra es lo más a lo que uno puede aspirar”, dijo. Diseñador de ventanales de alabastro e inmensas estructuras de cristal que bañan de luz sus creaciones, Moneo, “considerado uno de los más importantes arquitectos de vanguardia” por la Fundación Príncipe de Asturias, ganó en 1996 el prestigioso premio Pritzker, considerado el Nobel de la arquitectura.
Nació en Tudela (norte de España) el 9 de mayo de 1937 y desde muy joven asegura haber entendido la importancia de los espacios urbanos para la vida cotidiana. “Un niño en un pueblo como Tudela, en los años 40, entendía perfectamente cuál era el sentido de una plaza o de qué modo las calles tenían su jerarquía en función del uso que les daba la gente”, explicó hace unos años en una entrevista a El País.
Moneo se impuso a candidatos como la bailarina cubana Alicia Alonso, la cantante mexicana Chavela Vargas, el pianista cubano Bebo Valdés, el arquitecto canadiense Frank Gehry o el director de orquesta italiano Claudio Abbado.
La Fundación Príncipe de Asturias premia desde 1981 cada año a ocho personas o instituciones en ocho ámbitos.