La novela es excelente, acaso lo mejor en lo que va del siglo XXI y seguro una de las mayores obras que han pasado por mis manos. Otros la han catalogado como ‘gran novela americana’ y no disto de esa clasificación. Dicho esto, hablemos de ‘Libertad’, de Jonathan Franzen (Chicago, 1959).
Desde la primera página el tono implica al lector y la estructura de la novela no lo suelta. Lo mejor es que lo hace sin la trivial carnada de la intriga o el misterio, sino con una inyección hacia la psicología (o psicopatología) de la actual civilización occidental.
Es un drama familiar, pero visto desde la ironía y la inteligencia de su autor. Sí, la novela se desarrolla en el entorno familiar y privado; pero este es un microcosmos que refleja el vaivén de la sociedad entera. Es decir, ‘Libertad’ es una novela social, que rechaza los métodos clásicos de la novela social pues, si bien demuestra una preocupación por la colectividad y el mundo, se construye desde las conciencias individuales, desde el universo íntimo de sus personajes: la familia Berglund y quienes toman parte de su constante ascenso / descenso.
Y esos personajes maduran al pasar las páginas; si en un inicio se nos presenta a Walter, padre ecologista y a Patty, ama de casa ideal, a sus hijos o a Richard, el roquero radical y mujeriego; luego, a ellos mismos, libres de escoger su camino, de equivocarse y levantarse; y ellos, seres de carne y hueso, se las verán con sus realidades, soledades y desesperanzas.
Franzen consigue la precisa introspección en la mente de los personajes, ya en sus cuestionamientos morales, ya en sus pulsiones sexuales, ya en sus sentimientos y frustraciones, ya en sus posturas políticas… Allí se desarrolla el conflicto entre lo que uno quiere y lo que los demás esperan de él, entre la libertad individual y el bien común. El tono mismo de la escritura muestra que quien escribe es cómplice de una perplejidad moral, de no saber qué está bien o qué está mal.
Además está la carga política (o una mirada a la degradación del discurso político), pues ‘Libertad’, aunque va desde los años 60, principalmente se sitúa en la era post 11S, en la invasión a Iraq, en la administración Bush. También reflexiona sobre las correcciones políticas y la conciencia ecológica, sobre los engaños que estas esconden. En su contexto el autor demuestra que esa división taxativa entre republicanos y demócratas, no es inteligente, que la política puede ser todo, menos intelectual.
Por ello, ‘Libertad es también una ‘novela de ideas’ que se escribe como si no lo fuera. Si bien en sus páginas hay un alegato sobre la sobrepoblación del planeta, este es parte de las tantas subtramas que se incluyen y que dependen de la trama central. Por ejemplo, se puede hablar de las relaciones y los complejos entre clases, de jóvenes y maquiavélicos empresarios buscando amasar fortunas, de la música de finales de los 70, de atracciones, amores, traiciones y arrepentimientos.
Y la estructura de la novela se presta para ello. Tanto en el cambio de narradores, que van desde la autobiografía en tercera persona a la voz omnisciente o al fluir del pensamiento; como en la clasificación de los capítulos, cada uno permitiendo conocer más de cada personaje, con saltos temporales incluidos, como si de una novela coral se tratase. Asimismo, más allá de algunos pasajes donde el lenguaje va hacia lo científico o lo mercantil, la novela no es de lectura complicada. No se puede hablar de casualidad en la escritura de Franzen y por ello las menciones dentro de esta novela a ‘Guerra y paz’, de Tolstoi; ‘Libertad’ es la novela realista de la década, la épica del momento, que habla de quiénes somos y de cómo entendemos (o manipulamos) la idea de libertad.