La artista Françoise Mouly lleva más de 20 años como directora de arte de la revista New Yorker y ha tenido a su cargo la selección de centenares de portadas, muchas de las cuales se han convertido en símbolos gráficos de su época. Su trabajo se alimenta de las noticias más importantes de la actualidad mundial y del ingenio de ilustradores que hacen historia.
Sin embargo, detrás de las portadas escogidas hay otras desechadas que perfectamente hubieran podido publicarse bajo circunstancias diferentes. Simplemente otra produjo una sonrisa más aguda que la anterior.
Dice Mouly: “Me dedico a conspirar con algunos de los caricaturistas más divertidos que hay para hacer reír a mi jefe”. Se refiere a David Remnick, el ya legendario editor de New Yorker; la frase está publicada en la introducción de ‘Blown Covers’, el libro que Mouly publicó con las portadas fallidas que “nunca debieron conocerse”, según sus propias palabras, y que en su portada muestra un ejemplo elocuente: los hábitos del Papa se levantan como la falda de Marilyn Monroe y muestran la anticuada ropa interior del Pontífice o aquella del 2010, tras el escándalo sexual de Tiger Woods, que lo puso en un ‘green’ lleno de hoyos… El libro, una joya y una golosina, fue publicado por Abrams (www.abramsbooks.com) y se consigue en Amazon por 14 dólares.