La vida de los vikingos entre los siglos IX y XI centra una exposición del Museo Británico, que retrata a los legendarios escandinavos como comerciantes y algo pacificadores, además de guerreros agresivos que saqueaban iglesias y monasterios.
Con varios objetos arqueológicos, entre ellos un barco de 37 metros de largo, la galería muestra a estos pueblos nórdicos en un contexto global, a través de sus contactos culturales durante la época de su apogeo en el norte de Europa entre los años 800 y 1050.
La exhibición, titulada Vida y leyenda de los vikingos y que podrá ser vista desde mañana (06 de marzo de 2014) hasta el 22 de junio, ocupa la nueva sala Sainsburys del museo, para muestras temporales.
Muchos de los objetos no han sido vistos antes en el Reino Unido, pero también hay piezas de su colección permanente, junto con otras cedidas, principalmente por el Museo Nacional de Dinamarca.
“El tema principal de la exposición es la diversidad cultural y los contactos que los vikingos establecieron durante su extraordinaria expansión entre alrededor el año 800 y 1050”, dijo ayer Tom Williams, uno de los comisarios encargado de la muestra.
La estrella de la exposición es un barco de guerra de 37 metros de largo, cuyos restos fueron hallados en 1997 en Dinamarca y que ha salido de ese país.
A través de fotografías y monitores, el Británico explica el proceso de reconstrucción del barco, encontrado en el fiordo Roskilde y que era apenas el 20% de la pieza original.