‘Las bibliotecas privadas son el reflejo de la vida de una persona”. Bajo esa premisa, el Museo del Prado de Madrid decidió ahondar en los libros del Greco y en las anotaciones que realizó en sus páginas el pintor de origen cretense, de cuya muerte se cumplen ahora 400 años.
El resultado de la minuciosa investigación se exhibe en la muestra ‘La biblioteca del Greco’, que reúne 39 volúmenes, tres manuscritos, una carta, nueve estampas y cinco pinturas. Y que “devuelve la palabra al pintor” frente a los mitos que tradicionalmente se han formado en torno a su figura y su obra.
Doménikos Theotokópoulos (1541-1614), más conocido como el Greco, se expresa a través de pulcras anotaciones escritas en los márgenes de sus libros: 18 000 palabras que presentan a un pintor intelectual, a un autodidacta interesado en la pintura como expresión de la realidad.
Su biblioteca estuvo formada por 130 obras, según los dos inventarios realizados por su hijo Jorge Manuel, en 1614 y 1625, entre las que hay volúmenes de arte y arquitectura, pero también de historia, matemáticas o filosofía.
“Estamos ante la imagen de un artista, lector y escritor”, señala Ana Santos, directora de la Biblioteca Nacional de España. La biblioteca del Greco era de tamaño mediano, pero superior a la de los artistas españoles de la época. En ella había 27 libros en griego (su lengua materna), 67 en italiano (su lengua “de cultura”) y solo 17 en español.