Cuando María Elsa Viteri salió al escenario ya había transcurrido la primera parte del concierto Amigos de la Sinfónica. Un fuerte aplauso fue la respuesta de 1 500 personas en el Teatro Centro Cívico en el Centro Cultural Eloy Alfaro.
Para su debut artístico en Guayaquil, la noche del viernes, la ex ministra de Finanzas escogió un saco blanco con pedrería y un pantalón negro que daban cuenta de su nueva figura. Atrás quedaron los días de sobrepeso: ahora, tiene 135 libras menos.
“Gracias por venir” fue la frase que pronunció en su primer acercamiento con el público. Las luces bajaron de intensidad. Con un gesto en su rostro y con batuta en mano, Davit Harutyunyan, director de la Orquesta Sinfónica de Guayaquil (OSG), dio la pauta para comenzar la segunda parte.
No ha pasado nada fue la canción con la que abrió el corto repertorio. Los pocos nervios que mostró la ex ministra en el inicio no incidieron en su canto. A ratos giraba su cabeza para seguir las instrucciones de Harutyunyan.
Un timbre de voz suave caracterizó a esta y a las otras canciones que presentó; pero, sobre todo, proyectó personalidad en la interpretación y en el escenario. Así mostraba la preparación previa que tuvo con la OSG. y en sus clases con la conocida cantante guayaquileña Beatriz Gil.
A No ha pasado nada, le siguieron Como la cigarra, Bailando con tu sombra y Cantinero de Cuba. En esta última, el auditorio no se hizo esperar para acompañarla con un improvisado coro y con las palmas de las manos.
En una breve pausa, María Elsa Viteri pidió aplausos para la “mejor orquesta sinfónica del país”. La respuesta de los asistentes fue inmediata. Con su brazo derecho levantado, Davit Harutyunyan agradeció ese detalle.
La llamada sorpresa de la noche llegó con la interpretación de Guayaquil, canción hecha con letra de un poema de Patricia Velásquez y con música de Harutyunyan. Con Yo vendo unos ojos negros, cerró su actuación.
Menos de 30 minutos duró el recital de Viteri, pero el público se fue satisfecho, a tal punto que su primer disco compacto ‘Mis tantas voces’ se vendió ‘como pan caliente’ en el acceso principal al teatro. Los USD 5 que cuesta cada disco serán para la OSG. El ingreso al concierto fue gratuito.
En la primera parte, la Sinfónica interpretó seis canciones populares latinoamericanas.
Amigos de la Sinfónica es un espacio para buscar alianzas con empresas o personas que quieran apoyar el financiamiento a través de colaboradores voluntarios, en la búsqueda de recursos.
Consuelo Hidalgo, promotora cultural de la Sinfónica de Guayaquil, contó que las actividades a desarrollar serán conciertos didácticos, talleres profesionales, actividades lúdicas y guías de estudio con experiencias musicales con las ciencias.