Decir Robert Capa es igual a decir corresponsal de guerra. Una profesión que ha sido idealizada: heroica e inalcanzable. Pero la realidad la asienta en un mundo de sombras. Capa, el más prestigioso reportero gráfico de conflictos y cofundador de la agencia Magnum, murió en su lugar de trabajo, un campo de batalla. Fue en la guerra de Indochina, en 1954.
Hasta el 30 de septiembre se exhibe en el Círculo de Bellas Artes de Madrid ‘La maleta mexicana’, compuesta de 4 500 negativos de la guerra civil española fotografiados entre 1936 y 1939 por Capa y sus colegas Gerda Taro y Chim (David Seymour). Se trata de un material inédito al que se le perdió la pista en 1939 y que fue hallado en Ciudad de México en 2007. Desapareció en los albores de la Segunda Guerra Mundial del estudio que el artista tenía en París.
Parte de estos negativos fue publicada en revistas de la época como Life, Regards o Ce soir. Su valor radica más que nada en mostrar el orden en que se realizaron las imágenes y dar una visión más completa de los reportajes sobre esta guerra.
“Además de ofrecernos una visión de excepcional riqueza de un conflicto que cambió el rumbo de la historia europea, como fue la Guerra Civil Española (1936-1939), este material muestra cómo la labor de tres fotoperiodistas puso los cimientos de la fotografía bélica moderna”, dice la comisaria Cynthia Young, en el catálogo de la exposición.
Endre Ernö Friedmann, cuyo seudónimo es Robert Capa, nació en Hungría en 1913. A los 17 años tuvo que huir a Berlín por su activismo estudiantil de izquierdas. Allí encontró en la fotografía un medio de subsistencia. En 1933 se trasladó a París, en donde conoció a Gerda Taro y a Chim; juntos se desplazaron a cubrir la guerra civil española.
Durante la contienda, la obra de Capa se caracterizó por una proximidad visceral hacia la acción. Él vivía los acontecimientos como uno más de los protagonistas de sus imágenes.
Ello se debió, entre otras cosas, a que la Guerra Civil Española supuso un cambio radical en la forma de hacer las corresponsalías. “Había la posibilidad de estar en todas partes, en el frente de batalla. Con ella no sólo cambió la fotografía, sino el estilo literario de autores como Hemingway o Dos Passos”, dice Salvador Clotas, director de la Fundación Pablo Iglesias, coorganizadora de la muestra.
Capa impregna modernidad a la fotografía. Los enfoques, la iluminación con guiños artísticos, los primeros planos parecen más de esta época que de hace 70 años, cuando inmortalizó a milicianos y generales españoles.
Como hombre de izquierdas se instaló del lado republicano y captó una a una sus luchas y pérdidas. Trabajaba para Life, Ce Soir o Regards. Conoció a Hemingway. La Batalla de Teruel lo empujó al reconocimiento internacional: fue su reportaje más extenso y profundo. En esa batalla fotografió la muerte y la desesperanza, a los defensores de la República y a los soldados nacionales – una de las pocas veces que captó al bando rebelde de Franco-, a los civiles y refugiados. El triunfo republicano en Teruel duró poco y dejó 140 000 víctimas en ambos bandos.
Capa también inmortalizó la defensa de Cataluña frente a la avanzada franquista. Su trabajo sobre la Batalla del Río Segre hizo que varios medios lo definieran como el mejor fotógrafo de guerra. Con ese ensayo acercó a los lectores a la primera línea de combate como nunca se había hecho antes. Se unió al general Líster y al Quinto Cuerpo para la defensa final contra el ejército de Franco y pudo retratar el cansancio, la derrota.
Fotografió centros de reclutamiento, el drama de los refugiados, la vida en los campos de concentración habilitados por Francia para los republicanos que huían de las ejecuciones franquistas… Retrató la desesperación, la escasez y la muerte.
Junto a Chim y Taro, su novia -fallecida en 1937 mientras cubría la Batalla de Brunete-, fue testigo excepcional de una guerra que produjo cientos de miles de muertos y desaparecidos, y que llevó a España a uno de los capítulos más grises de su historia, la dictadura franquista.
Habla la comisaria de la exhibición
El valor de esta exhibición -en palabras de Cynthia Young- es presentar una gran cantidad de fotografías de Capa, Chim y Taro, que inicialmente fueron publicadas en grabados y revistas, forma en que su trabajo fue difundido en la época. Mostrar los rollos de negativos permite al espectador entender cómo cada fotógrafo se comprometió. Tantas imágenes otorgan un sentido amplio no sólo de su cobertura sino de detalles de la Guerra Civil Española no vistos antes.
El trabajo de Capa se caracteriza por el drama humano, en el cual la energía emocional y física de los sujetos es claramente palpable. En sus fotografías, se acerca a su objetivo (sujeto) y se mueve con él, llevando al espectador dentro de la historia y en algunas ocasiones dentro del ‘frame’.
Capa, Chim y Taro eran también periodistas partidistas. Creían en las causas por las que luchaban. Su compromiso con las cosas marcó una gran diferencia en cuanto a cómo realizaban las coberturas. Sus fotografías podían ser emocionales, sutiles, informadas e informativas. Capa dijo la famosa frase: “Si tu fotografía no es suficientemente buena, es porque no estás demasiado cerca”. Se refería tanto a la posición física como emocional.
Capa, al igual que otros, usaba una pequeña cámara de mano Leica. Esto les permitía ir a la primera línea del conflicto y captar imágenes de acción, algo imposible antes. Además, la tecnología de las revistas permitió abaratar las impresiones con más fotografías, lo cual -con el surgimiento de las revistas ilustradas y con la ayuda de las agencias fotográficas- ayudó a los fotógrafos a ejercer una carrera en el fotoperiodismo.