Caracas parecía una ciudad gringa enclavada en el trópico. Crecía vertiginosamente al ritmo de los jugosos ingresos del petróleo. El dictador Marcos Pérez Jiménez tenía las riendas de Venezuela. Esas circunstancias rodearon la que sería una de las etapas más vertiginosas del joven reportero Gabriel García Márquez, antes de su consagración como escritor. Fue entre 1957 y 1959. “Una ciudad inolvidable donde viví años cruciales de Venezuela, que lo fueron también para mi vida”, relató el que luego sería Nobel de Literatura.
Precisamente, García Márquez cubrió en Caracas el levantamiento armado contra Pérez y su posterior caída. En sus notas periodísticas narró lo ocurrido para Prensa Latina, donde trabajaba con su entrañable amigo Plinio Apuleyo.
En esa ciudad, precisamente, el ‘Gabo’ escribió quizás su mejor reportaje periodístico: ‘Caracas sin agua’, donde narra el drama que vivieron sus habitantes por la escasez de agua. Una verdadera pieza tallada a partir de la historia de un alemán, que luego desemboca en un el verdadero apocalipsis. Antes, había viajado por países europeos. Escribió crónicas que fueron publicadas en medios colombianos.
Con los años, el ‘Gabo’ se dedicó de lleno a la literatura aunque creó la Fundación para el Nuevo Periodismo, que es su mayor legado al oficio.