En el Teatro Centro de Arte de esta urbe se realizó un concierto en memoria al pianista Reinaldo Cañizares, quien fue asesinado en marzo.
Por momentos, el resto de instrumentos de la Orquesta Sinfónica de Guayaquil (OSG) enmudecía para dar protagonismo al piano de Juan Carlos Escudero.
Él, con los ojos cerrados, como imaginando las clases que en vida le dio su maestro Reinaldo Cañizares, pianista a quien ahora homenajeaba, deslizaba sus afligidos dedos por las teclas blancas y negras. Su piano estaba ubicado delante de todos los músicos cuando interpretó el Concierto Nº1 de Dimitri Shostakovich.
Este tema lo ejecutó con movimientos lentos, como un vals triste para tempos (tiempos) pausados. A medida que se incrementaba la velocidad, el piano de Escudero, quien recibió clases por primera vez con Cañizares a los 15 años, se tornaba más áspero.
Mientras la trompeta fue ejecutada con sordina, para reducir el timbre del instrumento.
También interpretaron la Sinfonía Nº35 ‘Haffner’, de Mozart, que tiene pasajes de ‘tutti’ en el que confluyen violines, violas, violonchelos, contrabajos, oboes, flautas, clarinetes, fagots, trompetas y el piano -en el que deambulaban las enseñanzas que en vida brindó Cañizares, asesinado el pasado 4 de marzo en su departamento-, en un solo sentir.
El homenaje lo dirigió el maestro armenio David Harutyunyan. Con la ayuda de su palillo corto y fino, que cada tanto mecía por el aire, direccionaba los movimientos de su orquesta en este tema, que tiene varios rondós o repeticiones.
20 minutos duró la interpretación del Cuarteto de cuerdas Nº8 de Shostakovich. Sobre este, el autor ruso, una vez que lo concluyó en los años 30, dijo: “Por fin he escrito una obra que quisiera que tocaran durante mi entierro”. Se trata de un tema que la orquesta guayaquileña ejecutó sin el piano, para darle fuerza al violonchelo.
Con estas melodías se deleitaron, la noche del pasado viernes, las cerca de 600 personas que asistieron a la Sala Principal del Teatro Centro de Arte, para recordar la dedicación musical del maestro Cañizares